Cúbrenos con tu sangre

Martin en el monumento

Martin en el monumento

Por Máximo Cerdio

27 enero 2025

Un día cualquiera Martín Carbajal se subió a su coche para ir a trabajar. Conducía por una de las principales avenidas de la ciudad y como a las 13:00 horas, sin que se lo esperara, escuchó una especie de disparos secos, uno de ellos pegó en la carrocería de su automóvil.

Desconcertado, miró a su alrededor y no vio nada raro, avanzó unos metros y se estacionó cerca de unas agencias de autos, en ese momento, escuchó disparos y sintió en su coche varios impactos: eran balazos. Trozos de vidrios cayeron en sus piernas.

Un oficial armado se le acercó y le ordenó que dejara el coche. Se bajó de prisa. Por inercia caminó hacia un grupo de Marinos, que de inmediato le gritaron que se tirara al suelo y resguardara donde pudiera, porque estaba en medio de un tiroteo.

Hasta ese momento, todos los sentidos de Martín se abrieron y tuvo conciencia que estaba en peligro de perder la vida. las balas zumbaban sobre su cabeza.

Cerca de donde estaban los marinos, había un transformador de energía eléctrica como de 4 x 4 y ahí mismo se agazapó, mientras escuchaba las ráfagas y los proyectiles despedazando el aire.

Martín esperaba que esta situación pasara de un momento a otro, estaban ahí los elementos de la Armada de México que siempre se han caracterizado por ser muy profesionales en su responsabilidad de cuidar el orden en el país. Pero en vez de acabar, el ataque se recrudeció.

Al parecer, varios refuerzos de los delincuentes habían llegado, y se enfrentaban con armas de alto poder a los miembros de las Fuerzas Armadas de mexicanas, que eran pocos y repelían al ataque desde sus camionetas.

Martín nunca había estado en una situación como esa, había escuchado balazos y ráfagas de armas muchas veces, pero de lejos.

Ahora estaba detrás del transformador, escuchando cómo cientos de proyectiles daban en el metal del parapeto y las esquirlas brincaban peligrosamente después de los impactos.

Olía a pólvora y a muerte.

Todo su cuerpo estaba tenso, esperando el golpe y el dolor del algún proyectil en su cuerpo, para arrojar hacia la herida el torrente que apretaba las venas de su cuerpo.

Su pensamiento le embarró en la memoria la imagen de su familia. Sacó su celular y le marcó a su esposa, se quería despedir; lo intentó varias veces y no le contestó.

Luego marcó a su hermano, quien respondió de inmediato. A él le dijo dónde estaba y lo que estaba ocurriendo, casi a gritos, porque la metralla del ruido de las armas, apenas dejaban hablar y oír.

Martín le encargó a su hermano, como última voluntad, que cuidara de sus hijos y de su esposa. Su hermano le dijo que iba a orar por él.

Después que colgó, se dispuso a morir. Dejó prendido su celular en modo video y comenzó a pedir ayuda a Dios, en voz alta, en un intento de amortiguar el ruido de las balas y el terror que le estaba apretando el pescuezo y lo ahogaba. Así era como había decidido entregar su último aliento.

Por más de 40 minutos marinos y delincuentes se enfrentaron a muerte; luego, el silencio puso ahí su enorme cráneo.

Cuando Martín pudo por fin salir de su trinchera. Vio sangre por todas partes, cientos o miles de casquillo, cuatro cuerpos uniformados caídos, un olor muy penetrante a pólvora, a metal y a excreciones.

Se tentaleó el cuerpo y palpó su espalda húmeda, aterrorizado pensó que había recibido un disparo, pero lo que tenía era una gran macha de orín. No supo en qué momento, un transeúnte había pasado por ahí y se le había echado encima, para protegerse también del peligro.

Confundido todavía por aquello que había pasado y que percibió como un sueño o una pesadilla, se dirigió como autómata a su auto, lo encendió y se fue por un bulevar con las llantas ponchadas y los rines quebrados por las balas.

Martín en el memorial al migrante

Martín en el memorial al migrante

La delincuencia estaba con todo en Reynosa. En ese tiempo era presidente de México Enrique Peña Nieto y gobernador de Tamaulipas Egidio Torre Cantú; el alcalde de Reynosa era José Elías Leal.

Martín Carbajal López, es pastor de la iglesia Atrium, centro de oración y restauración familia y director de la fundación Lazos de Esperanza y Restauración Familia anduvo con un terror profundo por varios meses cada que veía a los militares en las patrullas y cuando escuchaba disparos.

El tiempo le fue a visando a su entendimiento que aquel día de mayo de 2014, había sido parte del pasado. Y por ese peligro para su familia, tomó la decisión de regresar a su esposa y a sus hijos a McAllen, en el condado de Hidalgo, Texas, Estados Unidos, a donde se fueron a vivir después que lo deportaran desde Houston, en 2004, con la esperanza de que, pasado diez años, lo perdonaran y pudiera regresar a Estados Unidos con sus hijos y su esposa, quien tiene la ciudadanía norteamericana.

Martín subió el video del tiroteo a su cuenta de Facebook el 21 de mayo de 2014, pocos lo vieron y lo comentaron.

Dejo el enlace en esta dirección https://www.facebook.com/share/v/15n8qUn3TP/c