La fotografía de Marisol Campos Valverde, La China
Por Máximo Cerdio
Fotos: cortesía
Jojutla; 11 de septiembre de 2023. Marisol Campos Valverde nació en Tlaquiltenango el 26 de noviembre de 1969 y falleció el 30 de julio de 2023 en Jojutla.
Fue reportera en La Unión de Morelos a finales del año 2000.
Una de sus pasiones fue la fotografía, y entre sus pendientes dejó una exposición que, por diversas circunstancias, pospuso por mucho tiempo y no logró concretar.
El penúltimo día de agosto se presentó en el restaurante La Catrina «RECREANDO MORELOS. Memorias fotográficas de Marisol Campos Valverde La China”.
La muestra, seleccionada por Claudia Marino Zapata, es un homenaje in memorian a Marisol, y en ella se dio a conocer una producción de 32 fotografías de paisajes capturadas por la periodista a quien se le conocía como La China.
Otra de las finalidades de la exposición, de acuerdo con la invitación que circuló por redes sociales, fue recabar fondos para la manutención de Jerónimo, la mascota Marisol Campos que quedó “huérfano”, al cuidado de la familia de La China.
Una de las particularidades de la fotografía de Marisol, es que registra lugares muy diferentes a los que son ya sitios comunes conocidos como turísticos; esto le da más valor a su obra porque recrea a Morelos.
Los paisajes que muestra Marisol han estado ahí siempre, pero nosotros no los hemos visto con detenimiento ni en la hora justa.
La China tenía una gran capacidad de observación y muchas de sus fotografías obedecen a una exploración o a una espera.
Buscar una fotografía supone ir hacia ese sitio (o estar en él), sabiendo que va a ocurrir algo que merece observarse, en el caso del fotógrafo, que debe ser documentado.
Pero no basta saber que algo extraordinario va a ocurrir, es necesario utilizar algunas técnicas para capturar lo que nosotros buscamos en ese espacio y en ese instante, como las texturas, la luz, los colores, emplear en el momento y en las condiciones atmosféricas idóneas una buena exposición, elegir una preceptiva adecuada, un enfoque conveniente, etcétera.
La muestra que se inauguró el 30 de agosto en La Catrina fue producto de la experiencia, de las vivencias y andanzas, de la paciencia, de la búsqueda, de la generosidad, por parte de Marisol.
A La China le gustaba compartir lo que le parecía especial. Aquí la palabra «compartir» se debe entender en su más precisa acepción: es de origen latino: compartiri; significa «distribuir a todos». Está compuesta por el prefijo con, es decir, junto, globalmente, y partire o dividir. De esta revisión se entiende que compartir es dar algo propio a lo demás, algo que es de uno y cede.
De Marisol fue el gozo de observar y capturar estos paisajes y retratos y ella los cede: “observen, deténgase a verlo, a mí me gustó y por eso lo comparto”, parecen decir.
Aunque casi todos podemos apreciar algo bello, no todos tienen la capacidad de comunicar lo que les parece importante.
Entre sentirlo y decirlo o comunicarlo hay un espacio muy delgado, a veces impenetrable.
Decir lo que se siente o piensa ha sido una preocupación de los artistas, en todas las épocas y en todas naciones, pocos lo han logado.
El nicaragüense Rubén Darío, unos de los más grandes poetas universales, lo ha dicho de manera incomparable:
Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo,/ botón de pensamiento que busca ser la rosa;/ se anuncia con un beso que en mis labios se posa/ el abrazo imposible de la Venus de Milo./ Adornan verdes palmas el blanco peristilo;/ los astros me han predicho la visión de la Diosa;/ y en mi alma reposa la luz como reposa/ el ave de la luna sobre un lago tranquilo./ Y no hallo sino la palabra que huye,/ la iniciación melódica que de la flauta fluye/ y la barca del sueño que en el espacio boga;/ y bajo la ventana de mi Bella-Durmiente,/ el sollozo continuo del chorro de la fuente/ y el cuello del gran cisne blanco que me interroga.
¿Qué se necesita para transmitir nuestras emociones, nuestras ideas, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos?
En el caso de la fotografía, que es la disciplina que nos ocupa ahora, se requiere conocimiento de la cámara o del celular, de la herramienta y saberes teóricos: encuadre, composición, perspectiva, etcétera.
Pero estos conocimientos no aseguran que podemos crear una buena foto, con esto podemos hacer fotografías que le gusten a la gente, y quizá tengamos nuestro muro de Instagram o Facebook con muchos likes, y esto es bastante común.
Por ahí alguien usó el término “instagramiable”, muy empleado por los jóvenes; adjetivo que se emplea para calificar una imagen o cualquier cuestión gráfica expuesta al público, que no enfada a nadie, que no confronta, que está dentro de los estándares, que es “bonito”.
La fotografía instagrameable es complaciente, provoca una reacción de aceptación, pero no conmueve.
Hay algo que se trae de nacimiento o se aprende, se tenga conciencia o no de ello, y que permite proyectar sentimientos que a veces ni el propio autor sabe cómo lo logra ni el espectador la razón por lo que ha sido conmovido. A pesar de todos los avances tecnológicos hay una parte muy extensa y profunda del ser humano y de las colectividades que sigue siendo un misterio.
Si la naturaleza humana se observa desde donde propone el filósofo francés Gilles Deleuze, el conocimiento de ésta resultaría sólo una mancha frente al inacabable misterio.
Estas fotografías que pueden respetar las reglas o desafiarlas, pueden resultar molestas para mucha gente, porque comunican cosas desconocidas o que por lo regular permanecen ocultas y no se aceptan; revelan lo que son o pueden llegar a ser los humanos. Y muy poca gente está en disposición de entrar y descubrirse.
La mayoría de las personas pasa por esta vida como una incógnita y, por fortuna, lo desconocen.
Uno de estos fotógrafos se llama Sebastião Salgado, y entre las fotografías que menciono están las de una mina de oro en Serra Pelada, un distrito del municipio de Curionópolis, en el sureste del estado de Pará (Brasil).
Varias imágenes que componente esta selección de Marisol Campos Valverde transcienden lo inmediato y conmueven.
«RECREANDO MORELOS. Memorias fotográficas de Marisol Campos Valverde La China” puede observarse de manera individual o también como fragmentos de un viaje.
Estas imágenes son parte de un viaje que Marisol tuvo por la vida, por su estado de Morelos, con la gente que quiso y la que ella amó: recuerdos, más allá de la muerte, como bien lo dice Francisco de Quevedo en este soneto, considerado el más bello en la historia de la lengua española y escrito allá por 1500:
Cerrar podrá mis ojos la postrera/ sombra que me llevare el blanco día,/ y podrá desatar esta alma mía/ hora a su afán ansioso lisonjera;/ mas no, de esotra parte, en la ribera,/ dejará la memoria, en donde ardía:/ nadar sabe mi llama la agua fría,/ y perder el respeto a ley severa./ Alma a quien todo un dios prisión ha sido,/ venas que humor a tanto fuego han dado,/ medulas que han gloriosamente ardido,/ su cuerpo dejará, no su cuidado;/ serán ceniza, mas tendrá sentido;/ polvo serán, mas polvo enamorado.
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Claudia Marino, en un noticiario de la zona Sur, escribió una síntesis curricular de Marisol Campos Valverde, leída al aire con motivo de su deceso, de este resumen se extraen varios datos.
Nació el 26 de noviembre de 1969 en Tlaquiltenango, Morelos y falleció el 30 de julio de 2023, en Jojutla, Morelos.
La China, como le decían, era muy conocida en la zona sur de Morelos. Por su facilidad de relacionarse con las personas y su buen humor.
Estudió algunos semestres en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos la carrera de Contador público, pero abandonó las aulas para trabajar en áreas de comunicación social.
Colaboró con Sergio Estrada Cajigal, cuando fue presidente municipal de Cuernavaca y posteriormente gobernador.
Estuvo en el área de prensa de la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado de los ayuntamientos de Zacatepec y Jojutla y como asesora de prensa en el Congreso del Estado.
Marisol también destacó por su forma de expresarse y escribir sobre política y temas de actualidad en Morelos, y particularmente en la zona sur.
Fue reportera en radio La señal 152 y en el periódico La Unión de Morelos a finales del siglo pasado.
Durán casi 10 años editó la revista Tribuna Política y, posteriormente, dio de alta una página digital: Tirabuzón, actualizándose a los nuevos tiempos que vive el periodismo.
En el 2019 Campos Valverde comenzó estudiar Licenciatura en periodismo y se graduó el pasado 14 de diciembre de 2022en la Universidad Del Valle de Cuernavaca.
Perteneció la Asociación de Periodistas de la Región Sur Poniente y participó como secretaria; también fue parte de la Asociación Independiente de Comunicadores y Reporteros de Morelos, que su hermana Griselda Campos y su cuñado Víctor Carrillo abrieron hace algunos años y en donde fue reconocida por su trayectoria y trabajo en el ámbito del periodismo.
Una de las actividades que Marisol Campos Valverde más disfrutó fue la fotografía.