Ellas en la danza de los tecuanes
Yesenia Daniel
Tetelpa, Zacatepec, Morelos. Hace años, no se sabe cuántos, no estaba permitido que las mujeres participaran en la danza de los tecuanes por eso solo participaban los hombres; pero luego ellas fueron integradas a esta danza que gira en torno a la caza de un jaguar; y no se equivocaron, su vitalidad y esencia destacan no como los hombres sino con la gracia y fuerza de las mujeres mismas.
La danza de los tecuanes y sus sones participaron en el Primer Encuentro de Jaguares y Tecuanes que se realizó en el poblado indígena de Tetelpa, hace un par de semanas, cuyo objetivo fue el de conocerse, mirar sus coincidencias y apreciar sus diferencias para documentar esta danza con raíces prehispánicas.
Ismael Moya Méndez, es el maestro del grupo «raíces del pueblo» del municipio de Acatlán de Osorio, Puebla; explica que fue debido a que la danza es de tipo religioso que las mujeres se fueron metiendo a los tecuanes, porque la danza fue ofrecida al santo patrono del pueblo, San Rafael Arcángel, y cuando hacían alguna manda tenían que bailar como lo hacían los hombres, con la condicionante de adaptarse a los varones.
«Anteriormente no se permitía que bailaran las mujeres, estaba prohibido, pero actualmente sí está permitido, esto se dio como consecuencia porque la danza fue ofrecida a un santo patrono que fue San Rafael Arcángel, y entonces cuando hacían una manda pues tenían que cumplirla y con ello ofrecían bailarle al santo patrono y por eso se permitió que bailaran las mujeres, pero las mujeres tienen que adaptarse a la fuerza, a los ritmos, a la precisión que tiene un varón», explicó.
Debajo de las máscaras y los ropajes no hay diferencias, todos los danzantes tienen una vitalidad que rompe la rutina de un día sábado en Tetelpa, las sonajas en sus ropas y los alaridos tiernos y agudos, estridentes y festivos sacuden a la gente que pasa el tiempo dentro de sus casas, guarecidos por el calor que empieza a subir, reptante, por las paredes de las casas.
Al inicio de este encuentro habrá un desfile por las calles del pueblo, antes de esto, los danzantes posan para la cámara y al menos ocho rostros tiernos y gráciles le darán un nuevo aire a la danza, uno distinto, de mujer; porque los ritmos y fuerza no son iguales a los de los hombres, de eso no queda duda.
El maestro Ismael Moya Méndez, explica que en Acatlán de Osorio, existe 36 sones de los cuales ya solo se tocan 18, se inicia con la marcha, luego el saludo para pedir permiso al santo patrono a donde se haya ido a bailar, sin embargo en este caso, el saludo es para los asistentes por ser un encuentro cultural, pero también está el son de la liebre, el del corte de caña y el son de la iguana.
Se usan tres variantes de vestimentas, el traje de piel, traje de manta y traje oscuro de chaquira, además de sus máscaras de grandes sombreros de palma.
Nota publicada el 24 de abril de 2017 en el periódico El Regional del Sur; Cuernavaca, Morelos, México.