Divide a Cuernavaca Loma de Mejía, a favor y en contra
Por Leticia Villaseñor
Cuernavaca, Morelos, 27 de julio. Las pancartas contra el relleno sanitario de Loma de Mejía volvieron a desplegarse en Subida a Chalma, en la zona norponiente de Cuernavaca, pero no lo hicieron en solitario, esta vez cartulinas con leyendas a favor de la reactivación del lugar se dejaron ver en las manos de una veintena de jóvenes, que se apostaron en la glorieta donde se han suscitado enfrentamientos violentos en días pasados, entre los operadores de camiones recolectores de basura contra los opositores.
Al verse superados en número, los vecinos de Lomas Tetela, Lomas del Sol, Subida a Chalma y de la Colonia del bosque, principalmente optaron por retirarse al ser en su mayoría mujeres y varias de ellas de la tercera edad.
Las pancartas a favor del relleno sanitario exponían una presunta vecindad de los manifestantes de la colonia Altavista, una de las más populares de la ciudad pero también con una alta incidencia de violencia.
«Si intentas bloquear de nuevo a los camiones de basura, te vamos a quitar», era la advertencia contra los opositores, quienes pudieron constatar que desde un vehículo particular eran sacadas varias de estas cartulinas naranjas y amarillas.
Una de las mujeres opositoras encaró al grupo de opositores «armada» con un trozo grande de papel que decía «No al paso de camiones de la basura por Subida a Chalma».
A diferencia de los enfrentamientos violentos de ayer, donde dos vecinos resultaron con lesiones serias al ser golpeados por un grupo numeroso de conductores de los vehículos pesados, esta vez no hubo reacción alguna, ni verbal ni física.
Varios automovilistas que circulaban por el lugar manifestaron su desacuerdo por la protesta a favor, e incluso uno de ellos abordó a un hombre entrado en años cuestionándolo sobre su presunta vecindad en Altavista. «Yo soy de ahí y no te conozco, nunca he visto a ninguno de ustedes, son acarreados de la empresa», les gritó y llevó su inconformidad hasta las redes sociales a través del perfil Todos somos Alta Vista, donde denunció el hecho.
Mariana Villanueva, compositora y vecina de la colonia del Bosque, expresó a los medios su preocupación por la posible contaminación de los mantos freáticos en la zona aledaña de Loma de Mejía que alimenta a toda la ciudad.
«Por qué no se abren plantas tratadoras, de reciclaje, que la ciudadanía se comprometa a una efectiva separación de la basura», propuso, al tiempo que aseguró que no son un puñado de vecinos sino colonias enteras.
En contraste, Alberto Castro, uno de los manifestantes a favor del relleno, expuso que el servicio irregular de los camiones por los bloqueos registrados con antelación, redundaron en una recolección tardía e irregular de la basura en su zona de vivienda.
«El paso de los camiones es momentáneo, el mal olor también, ya el municipio se comprometió a cumplir con su obligación que es darle mantenimiento a las calles, es preferible la molestia pasajera a tener la basura acumulándose en las calles, donde la fauna rompe las bolsas y se esparce la basura lo que causa más afectaciones», dijo.
También instó a las autoridades para esclarecer cómo fueron otorgados los permisos y el funcionamiento del lugar que aseguró no es el mismo que hace más de 10 años cuando fue clausurado por no cumplir con los requisitos de ley.
A la protesta de los jóvenes se sumó un medio centenar de personas quienes dijeron ser pepenadores.
Esmeralda Avon dos mujeres que llevan más de 20 años viviendo de la pepena en tiraderos a cielo abierto y rellenos sanitarios lamentaron las protestas y bloqueos qué les ha impedido trabajar en las inmediaciones del relleno de Loma de Mejía por más de un mes.
Nosotros no tenemos otra forma de vida, aseguraron, nos mantenemos de lo que sacamos a diario y estas protestas, entendibles, nos han privado del sustento.
Los pepenadores recibieron sus cartulinas a favor del relleno se apostaron en las inmediaciones de la glorieta y permanecieron ahí por varias horas sin que se suscitaran otros enfrentamientos
Desde las entrañas de Loma de Mejía
El trayecto angosto pavimentado, muy deteriorado en algunos puntos, que muestra algunas ramas trozadas por el paso de unos 300 camiones de basura en medio del bosque, que conforme se avanza cambia de pinos a cazahuates y algunas otras especies que anuncian el cambio de vegetación derivado del cambio de clima, son el preámbulo para llegar hasta un claro de una construcción mediana que anuncia en letras verdes el nombre de Trideza, empresa morelense que administra el relleno sanitario de Loma de Mejía de la ciudad de Cuernavaca.
Enclavado en la zona colindante con el municipio de Temixco, en la colonia Santa Úrsula, se ubica el relleno que hace más de 10 años paró operaciones por circunstancias diversas con la administración del entonces alcalde Manuel Martínez Garrigós, quien en un proceso legal deficiente, derivado de la cancelación del contrato con la empresa PASA, perdió una demanda millonaria que hoy en día le costará a la comuna capitalina alrededor de 200 millones de pesos.
En el lugar hay una alambrada sobre la periferia del relleno que advierte que el paso está prohibido pero las rejas están abiertas para la entrada y salida de los pesados camiones de la empresa KS, que trasladan los residuos sólidos urbanos de la capital morelense e incluso de municipios como Temixco, Xochitepec y Jiutepec que estén autorizados para ello.
Gilberto Ávila Portillo, vocero de las empresas Trideza y KS, explicó que el lugar nunca fue clausurado por ninguna autoridad ambiental y fue hasta septiembre de 2019 que la empresa PASA, administradora del relleno sanitario, concluyó el contrato que sostenía con el ejido de San Antón, propietarios de dichos terrenos que comprenden un área de 48 hectáreas en las dos macroceldas contempladas para este proyecto.
Fue entonces cuando la empresa morelense gestionó los trámites ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), ante la Secretaría de Desarrollo Sustentable del gobierno Estatal y ante el municipio de Cuernavaca, proceso que le llevó año y medio hasta que en diciembre pasado obtuvo el oficio de Autorización de Selección de Sitio y Disposición Final de Residuos Sólidos Urbanos del relleno sanitario de Loma de Mejía, a favor de la Comercializadora Trideza, SA de CV.
Con ello explicó el también arquitecto sólo se reciben los desechos propios de la ciudad, de viviendas y establecimientos incluidos centros deportivos, espectáculos, plazas, escuela e incluso hospitales bajo la premisa que éstos no sean residuos biológicos, tóxicos, infecciosos, explosivos, radiactivos o peligrosos.
Además se gestionaron los permisos con Temixco y Cuernavaca para el paso de las camiones, en el caso de Temixco por la colonia Santa Úrsula y en el caso de Cuernavaca tanto en la ruta de Subida a Chalma como por la carretera federal que colinda con el estado de México y que corresponde al ejido de Santa María Ahuacatitlán.
A mediados de enero pasado, el relleno sanitario inició sus operaciones una vez que solventó la documentación y las licencias de funcionamiento, uso de suelo, impacto ambiental, el pago del impuesto predial, adecuación arborea, entre otros requisitos así como los dictámenes de Protección Civil en caso de emergencia.
Pero para poner en operaciones el relleno no sólo se puso al día la documentación, además se hicieron medidas de remediacion en la macrocelda uno, con una capacidad de 600 mil toneladas que compete 24 hectáreas de las cuales sólo se utilizan 10 debido a lo escarpado del terreno.
Dicha macrocelda está dividida y por la anterior actividad de PASA, estaban ocupadas las celdas 1 y 2 y de manera parcial la 3 y 4 por lo que Trideza efectuó las acciones para preservar el talud que tras más de una década de inoperancia se vino abajo.
Una vez compactado el lugar, está en proceso de colocarse la flora autorizada para darle firmeza al terreno.
Ante la cantidad de desechos sólidos que se generan en la ciudad de Cuernavaca se colocó una báscula digital para tener un registro preciso, ya que la empresa debe hacer un reporte mensual tanto al ejido de San Antón como a Desarrollo Sustentable del estado.
Para ello se pesa cada camión cargado y una vez que vierte la carga es pesado de nueva cuenta y la diferencia es lo que se refleja en las bitácoras.
A decir del vocero, el lunes es el día que se recibe la mayor cantidad de basura, unas 500 toneladas. También se colocó una geomembrana -un plástico grueso- que se adhiere con calor al talud a fin de crear un efecto impermeable que impida que los lixiviados toquen la tierra y con ello se causen filtraciones hacia otros terrenos o hacia la barranca La Colorada, ubicada a un costado del relleno, la cual sólo contiene agua en temporada de lluvias.
Alrededor sembraron varios ejemplares de árboles indicados por los biólogos especialistas, como el cazahuate, a fin de cumplir la ordenanza en este sentido.
Construyeron además lavaderos y drenes pluviales en un terreno que tiene una inclinación tal que en caso de lluvia el agua vaya por mucha pendiente hasta la barranca y, del otro lado, en el «cráter» también seminiclinado de la macrocelda, se colocaron drenajes que con ayuda de la geomembrana conducen los lixiviados hacia un cárcamo que una vez que llega a su capacidad máxima es bombeado.
El agua de los lixiviados se utiliza para humedecer las paredes del talud y los residuos que se generan son insertados en la propia celda para que coadyuven a la degradación de la basura y a la generación del gas metano, que deberá ser utilizado para la generación de energía.
El sitio cuenta con varias columnas que sostienen tinacos de grandes dimensiones para que en caso de algún incendio puedan utilizarse para su control y sofocación; a la entrada de lugar hay una pipa que PC obligó a la empresa a colocar para el mismo fin.
En el lugar no se observan zopilotes, perros, ratas o cucarachas, es decir, la fauna inherente a las grandes concentraciones de basura, sólo algunas moscas impertinentes que a decir del vocero no se pueden controlar pero sí disminuir ante una degradación acelerada de manera natural.
A pesar de que el sitio recibe residuos sólidos urbanos de manera indiscriminada, en el lugar se permite la presencia de pepenadores que se llevan materiales de reciclaje como el vidrio, pet, cartón, plásticos o papel y lo que se compacta son desechos de comida, huesos, ropa, telas, trapos, entre otros materiales.
El proyecto proyectado a ocho años contempla un área de composta, con una estimación de dos años para su finalización, una planta de valorización y una planta desgarradora de neumáticos, para ello está en pláticas con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para ampliar la red y que con la energía que se genera a través del gas metano operen las plantas descritas, pero también está sujeto a lo que el municipio disponga en los contratos que debe celebrar con la empresa.
Otra adecuación, a fin de cumplir todas las exigencias de la norma Federal 083, fue la construcción de instalaciones adecuadas para el área administrativa que son operadas a través de celdas solares.
Protestas y enfrentamientos
La reactivación del relleno sanitario generó inconformidad en un amplio sector de los cuernavacenses, ante señalamientos de contaminación de suelos, mantos freáticos olores fetidos, fauna nociva y afectación a las calles por las que circulan los vehículos pesados.
Tanto para el vocero como para el gerente del relleno, Héctor Moreno, las acusaciones son infundadas debido a que previo al reinicio de operaciones, la Profepa realizó verificativos del lugar y se trabajó estrechamente con la Secretaría de Desarrollo Sustentable a fin de solventar las anomalías, adecuaciones o infraestructura faltante.
Con el incremento del paso de los camiones, las protestas se recrudecieron y a inicios de junio pasado se levantó una queja ante la institución federal que realizó otra inspección con sus técnicos especialistas y determinó que el lugar no contamina ni mantos freáticos, ni el subsuelo, ni el aire por lo que el pasado 22 de junio avaló de nueva cuenta las operaciones.
Sobre la calidad del agua, los administrativos comentaron el trabajo hecho con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para que esta institución determinara sobre los pozos que deben monitorear y hasta el momento no hay vestigios sobre contaminación por el relleno de Loma de Mejía.
Derivado del último verificativo de Profepa, dicha institución conminó a los administrativos a buscar la certificación federal por lo que están adscritos al proyecto de Auditoría Ambiental en vías de su certificación.
En torno a las protestas de los últimos días que derivaron en enfrentamientos entre los operadores de los camiones y los vecinos de las colonias Del Bosque, Lomas Tetela, Lomas del Sol y Subida a Chalma, entre otras, lamentó la confrontación por lo que buscan que la información proporcionada a los medios de comunicación les dé una mayor certeza sobre las condiciones óptimas con que es operado, a fin de evitar confrontaciones futuras.
«Sabemos que causamos molestias por el paso constante de los camiones, la afectación a las calles, el mal olor que expiden a su paso, pero el beneficio es mayor», aseguró.
El vocero recriminó que otros sitios donde se vierte basura, que sí son tiraderos a cielo abierto, dijo, como el que se ubica en Santa María Ahuacatitlán sí represente un foco de contaminación a los mantos freáticos y sobre el cual no hay protesta u observación alguna.
Asimismo lamentó que la autoridad municipal de Temixco no haya solventado las peticiones que hicieron por el impedimento de vecinos de la colonia Santa Úrsula al paso de los camiones por aquella vía, ello a pesar del acuerdo signado también a principios de este año con dicha autoridad.
Cuestionado sobre la duración del contrato, Ávila Portillo recordó que cada administración municipal somete a consideración del Comité de Adquisiciones la firma de contrato con las empresas para la recolección de basura y su traslado a algún relleno sanitario de manera anual, por lo que confío que la inversión hecha por la empresa en Loma de Mejía sea considerada por las administraciones futuras ante la proximidad del cierre del trienio.