La ley, la ética y el alcalde Antonio Villalobos
Por Máximo Cerdio
El alcalde Francisco Antonio Villalobos Adán no va a retener la alcaldía de Cuernavaca porque tiene una imagen de una persona deshonesta y déspota ante la ciudadanía, dos calificativos que se contraponen a lo que debe ser un buen o regular mandatario.
Sumado a ello, su gestión al frente del ayuntamiento es una de las peores en la historia de Cuernavaca.
El edil está sujeto a un proceso penal por un acto de corrupción (cohecho): pidió dinero a un empresario a cambio de que no le clausuraran su negocio; despidió a más de 500 trabajadores sin causa justificada; tiene señalamientos en su contra por adquirir propiedades y bienes que con su salario no podría comprar. Su comportamiento ha sido déspota con la ciudadanía y con otros empleados y funcionarios.
Él insiste, porque sabe que en esta contienda pude ganar alguna posición que le permita seguir viviendo de lo que a otros cuesta tanto y que sí ganan de manera honrada.
Si fuera una persona común y corriente con un trabajo digno o regular al frente de su administración, hubiera continuado en el encargo hasta su conclusión legal, apegado a la máxima: sufragio efectivo no reelección; aunque en nuestra constitución local, por el supremo derecho a “ser votado”, se rompe con este principio de no reelección y se permite buscar de nuevo un cargo público.
Por resolución de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) de fecha 27 de diciembre de 2017 en el expediente SUP-JRC-406/2017 y acumulados, sobre los plazos para separarse de cargos públicos y participar en el proceso electoral local, ordenó que” Los integrantes de los ayuntamientos que aspiren a reelegirse podrán optar por separarse o no de sus cargos, pues así se dispone expresamente en el artículo 117, fracción VI, de la Constitución local”.
El artículo 117, enumera los requisitos de elegibilidad para ser Presidente Municipal, Síndico o miembro de un Ayuntamiento o Ayudante Municipal, y en su fracción VI expone: VI.- Tampoco podrán ser, los que tuvieren mando de fuerza pública, si no se separan de su cargo o puesto noventa días antes del día de la elección, excepto los miembros de un Ayuntamiento que pretendan ser reelectos.
La prevalencia del derecho a ser votado por el principio de no reelección es antiético cuando quien pretende reelegirse ha hecho daño al pueblo (como es el caso del actual alcalde de Cuernavaca).
Pero es menos ética la disposición optativa de separarse del cargo.
La ética es, de acuerdo con una idea muy elemental, un sistema de valores que guía y orienta el comportamiento humano hacia el bien.
Este sistema de valores se va consolidando con el transcurso de los años y se aplica de manera ordinaria. No tiene que estar escrito en algún documento y su seguimiento o aplicación no es obligatoria (o coercitiva). Todos, en la sociedad, la conocen, la saben la aplican se hereda de generación en generación, llega a ser incluso de sentido común: por ejemplo, un principio casi universal es que si hay una contienda que ésta sea pareja y que todos tengan la misma posibilidad de ganar por su aptitudes y recursos.
Una ley o disposición jurídica puede ser obra de delincuentes que llegan al poder y reforman artículos para protegerse y seguir robando, y estas normas jurídicas pueden ir en contra de las reglas éticas o principios.
Un funcionario, que trabaja para y por el bien común, con principios, con posibilidad legal de separarse de su cargo no hubiera dudado en renunciar para que todos los que van a contender tengan igual oportunidad de ganarse a los electores, es decir, que se emplee recurso de los partidos o candidatos para hacer campaña: contender en igualdad de circunstancias es un principio universal.
Antonio Villalobos Adán decidió continuar en el cargo porque va a utilizar los recursos humanos, materiales y económicos del ayuntamiento para seguir posicionando su nombre e imagen en su favor, es decir, va a sustraer de manera ilegal lo que debe ser usado para el pueblo, aunque haya declarado que “sólo hará campaña después de las 17:00 horas, y los fines de semana”.
Al frente de la comuna capitalina debe estar la mujer o el hombre más preparado, más ético, que inspire gran confianza, con un sentido del bien común más allá de cualquier duda, alguien al que uno podría invitar a su casa con orgullo. Francisco Antonio Villalobos Adán, el autonombrado “Lobito”, no es esa persona.