Vivienda indígena sostenible
“En un mundo de ruido y de cemento, quiero ser de barro y de silencio”
Eduardo Galeano
Por Carlos Angel Matias
El sismo de septiembre del 2017 arruinó cientos de viviendas en el Estado de Morelos. Muchas familias perdieron sus hogares y varias de ellas quedaron excluidas del apoyo gubernamental. A partir de esta dolorosa experiencia surgieron varias alternativas para la construcción de viviendas para la población damnificada. La Cooperativa el Remo comparte su experiencia en la autoconstrucción de la “Vivienda Indígena Sostenible”. Se trata de una iniciativa inspirada en la construcción tradicional de muros con bajareque, reforzada con eco ladrillos que recicla envases de PET rellenados con envolturas plásticas no valorizables, se utiliza madera de saneamiento, barro, piedra y láminas fabricadas con tetrapak. El proyecto está inspirado en la arquitectura natural, o vivienda ecológica, promueve el reciclado y reutilización de materiales, fomenta el cuidado del agua incorporando tecnologías apropiadas, se basa en los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) y obedece a una perspectiva de economía circular, social, justa y solidaria. En ese sentido, familias pobres, jornaleros agrícolas e indígenas residentes en Morelos ven en este proyecto una luz de esperanza para tener un hogar digno y armónico.
La construcción natural
La construcción natural es la forma más responsable, justa y sostenible que las sociedades pueden utilizar para edificar su entorno. Las prácticas constructivas con tierra nos hacen conectar directamente con la naturaleza, además de colaborar en equipo, reivindicando la dinámica de intercambio equitativo de trabajo, conocida ancestralmente como tequio, creando con nuestras propias manos; lo que resulta en aprendizaje, participación y compromiso.
El aspecto cultural, es uno de los temas de mayor valor en la construcción, debido a que las viviendas indígenas han sido el producto de una solución grupal que se trasmite de generación en generación. El tiempo y el espacio son factores influyentes en el desarrollo de estas arquitecturas, ya que involucran temas de realidad social y económica. Además, existe el tema de la cosmovisión, que se hace presente no sólo en las poblaciones indígenas de México, sino en toda Mesoamérica.
Antecedentes
Este proyecto es una iniciativa con base ciudadana que, desde septiembre de 2017, recauda donativos solidarios y convoca al voluntariado altruista.
El 19 de septiembre del 2017, un fuerte sismo, de magnitud 7.1, con epicentro entre los estados de Morelos y Puebla, provocó graves daños materiales (además de pérdidas humanas) en el centro del país. Muchas familias perdieron sus viviendas. No alcanzando a recibir apoyo gubernamental para todas, algunos grupos filántropos se han dado a la tarea de coordinar esfuerzos para ayudar un poco a quienes, con sus propios medios no pueden, a corto o mediano plazo, reconstruir su vivienda.
A la fecha se han construido ocho pequeñas viviendas en diversas comunidades y municipios del Estado de Morelos: Tlayacapan (2), Totolapan, Yautepec (2), Chamilpa (UAEM), Amilcingo (Temoac) y Atlatlahucan. Ver mapa adjunto.
Viviendas entregadas por año, municipio o localidad
La selección de municipios, localidades y familias, se realiza a partir de un diagnostico participativo, tomando datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), así como con la colaboración de ayudantes municipales, comisariados ejidales y directamente de las asambleas comunitarias.
Alianzas y apoyos del proyecto
En el transcurso de más de 3 años, han participado y colaborado diferentes sectores de la sociedad, desde familias solidarias, empresas, asociaciones, colectivos, entre otros, quienes han sido fundamentales para continuar y potenciar el proyecto. Por ejemplo la Fundación Cadena de Ayuda Humanitaria A.C., la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), Rotarios México, Cerrando Ciclo, Reeduca A.C., solo por mencionar algunos. Zamá México, cofundadora del programa #construyemicasacontusresiduos es quien se encarga de la coordinación general, de la búsqueda de los recursos y la adquisición de materiales necesarios, Innova Tierra ejecuta la obra, realiza el diseño y dispone a los trabajadores, por su parte la Cooperativa el Remo desarrolla el diagnóstico para la selección de los beneficiarios, se encarga de la vinculación comunitaria, la capacitación y coordinación de voluntarios.
Participantes en el Programa y sus Técnicas
Las agrupaciones convocantes y responsables son: Zamá México, Innova Tierra, Cooperativa El Remo. En está ocasión participó también: Es Fácil ser Verde, quien donó un baño seco para el ahorro de agua y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través del programa IMEF/SEFI, de la facultad de Ingeniería, quien becó a dos recién egresados para poner en práctica sus conocimientos, al mismo tiempo que aprenden un modelo de arquitectura sostenible; Fundación Cadena de Ayuda Humanitaria A.C., quien donó el techo, fabricado con láminas de tetra-pak, siendo una alternativa eco integral para las viviendas rurales indígenas.
Para la construcción de estas viviendas se han incorporado técnicas innovadoras en arquitectura natural, siempre conservando y reivindicando los saberes ancestrales de construcción vernácula como el bahareque, enjarrado y entramado para casas de adobe.
Técnicas tradicionales e incorporación de biotecnologías
Básicamente, primero se recopilan los materiales, tanto naturales como reciclados, por ejemplo: arcilla y barro, baba de nopal, ocochal, paja, arena, agua, neumáticos en desuso, tarimas (palets) usadas y madera de saneamiento, eco-ladrillos, techo de tetrapak, vidrio reciclado, clavos y alambre, pintura (con ingredientes naturales).
Y las herramientas: palas, picos, machete, lona, martillos, botes o cubetas, pinzas, brochas, escalera, taladro, etcétera.
Posteriormente, ya ubicado el mejor lugar para la construcción en el terreno, de acuerdo al acceso, iluminación, ventilación, etcétera, se escarba para poner como cimientos los neumáticos, luego se colocan los palets rellenos de los ecoladrillos, uniéndolos de tal forma que sean resistentes, se dejan los espacios para las ventanas y puertas.
A continuación, se hace la mezcla con los ingredientes (paja, baba de nopal, barro, etc.) y se van repellando las paredes, en varias capas hasta la última que es de un acabado casi fino. Se coloca después el techo, fabricado con envases de tetra pak, sobre un soporte de tiras de madera.
Finalmente se colocan puertas, ventanas, se aplican acabados finos y se pinta con materiales totalmente naturales y ecológicos.
La 8ª vivienda
El pasado lunes 07 de diciembre se entregó la octava vivienda indígena en la comunidad Palo Mocho, municipio de Tlayacapan, Morelos. La construcción inició el 16 de noviembre; durante el proceso se capacitó y benefició a la familia Calderón, conformada por siete miembros: dos adultos, dos adolescentes y tres niños, quienes son indígenas nahuas migrantes de Veracruz que llevan 20 años radicando en el estado de Morelos, habitando en condiciones dificiles, sin acceso a agua potable y sin un techo digno. Uno de los adultos, el señor Porfirio, de oficio albañil, menciona que en su pueblo natal aún existen viviendas de adobe, sin embargo, que al paso de los años estas prácticas se están perdiendo. Al ver su casita terminada, dice estar convencido que estas viviendas son más frescas, bonitas y, sobre todo, llevan la esencia de la identidad de nuestros pueblos, de nuestras abuelas y abuelos.
A causa de la pandemia por el Covid-19, en esta ocasión no se recibieron voluntarios y, con un esfuerzo extraordinario de los colectivos y comunidad regional, se logró edificar con acabados finos, revoques y pintura natural, en un plazo de 20 días.
Procedimientos, estilo y medidas
La vivienda inicial es de 28 metros cuadrados más un módulo sanitario adjunto a la casa. Con el tiempo y gracias a los conocimientos adquiridos en el proceso de autoconstrucción, cada familia aporta modificaciones al diseño o construye más habitaciones en función de sus necesidades y de acuerdo a los materiales que dispone. Por su parte el equipo, en el transcurso de un año, acompaña y asesora a la familia para el mantenimiento regular, sugerencias y mejoras que requieran.
En la ciudad existe un estilo de construcción que va en contra de la naturaleza. El paisaje ahí es una invención del hombre y, por tanto, sujeto a sus reglas; la naturaleza es excluida, reducida y alejada. En la construcción de edificios lo que menos se piensa es recobrar el vínculo con lo natural; las comunidades urbanas no se construyen con la participación y las costumbres de sus huéspedes. Los materiales empleados en los edificios modernos no son más el rostro de la identidad y la diversidad de la gente. En cambio, vivir la arquitectura natural es encontrarnos con espacios construidos a partir de una identidad colectiva que se transforma siguiendo los ciclos de vida en la Tierra. La cultura indígena sustenta en la actualidad un calendario que marca un espacio oportuno para la construcción, la creación y el arte. Con tal precisión y armonía que permite a su gente atienda el momento con suma satisfacción.
Es importante reflexionar que, en la construcción convencional, el 80% de los recursos invertidos van destinados a la compra de materiales industriales, por ejemplo, varilla, tabique, armazones de metal, block y concreto. Al respecto, serias investigaciones (Vásquez y Corrales 2017), del Colegio de la Frontera Norte (COLEFMX) denuncian que la industria cementera en México es uno de los sectores que emite mayor cantidad de CO2 sin regulaciones u omisiones, se le asocia con conceptos como injusticia y desigualdad, ya que no paga impuestos, compra “bonos verdes”, sobre explota las minas y los recursos naturales y, por si fuera poco, ejerce una injusticia social y laboral en las localidades donde se saquean y queman los minerales a altas temperaturas (1450° C), exponiendo a trabajadores, comunidad y medio ambiente. No está de más mencionar que las principales empresas del cemento son propiedad de seis de las más poderosas familias del país.
Por su parte la bio construcción o construcción indígena, destina alrededor del 80% de los recursos en mano de obra, promoviendo el auto empleo de la región, además de que los materiales que utiliza se obtienen de manera local, como la arcilla, el ocochal, baba de nopal, etc. La madera de saneamiento que se utiliza proviene de la conservación de bosques desde un enfoque agroforestal y sustentable. La dinámica de la reutilización del reciclaje obedece a una perspectiva de economía circular, social, justa y solidaria.
Ayudar a proporcionar una vivienda digna
Con este tipo de proyectos se pretende ayudar a proporcionar una vivienda digna para nuestras comunidades indígenas, campesinas y populares del estado de Morelos, buscando la armonía con el entorno.
Para la comunidad es importante que las instituciones conozcan en tiempo y espacio real los procesos gestados de manera autónoma y sostenible, para que así se pueda fortalecer, acompañar y asesorar, mediante la gestión eficiente para lograr potenciar y replicar estas experiencias comunitarias de vinculación social, donde el objetivo principal es atender situaciones de marginación, pobreza, escasez de agua y falta de servicios elementales, entre otras.
El vincular a diferentes sectores de la sociedad, como la academia, las comunidades indígenas, los diferentes órganos de gobierno, las organizaciones y las empresas solidarias, se puede proyectar que este tipo de viviendas, además de la construcción inicial, se pueda agregar en un proceso de mejora y adaptación, sistemas de captación de agua pluvial, tratamiento ecológico de aguas jabonosas, implementación de celdas fotovoltaicas, calentadores solares e incluso huertos comunitarios de traspatio con sistemas de riego autónomos orientados a la soberanía energética y alimentaria