Me cuidan mis amigas. Columna
Columna
Este año está siendo el más violento de la última década para periodistas, en lo que va del año se han cometido 19 asesinatos a periodistas en todo el país, sin embargo el incremento más significativo que se ha tenido en casos de violencia registrado contra el gremio es contra las mujeres, hay 114 mujeres en el mecanismo de Protección a Periodistas; hoy por ser el día que es, toca hablar de las violencias contra mujeres, la violencia contra reporteras o periodistas; hacer periodismo, reportar hechos e incluso expresar opiniones sobre temas sociales, políticos o de seguridad en un país machista y misógino en donde el sistema patriarcal tenía a las mujeres calladas, causa molestias a todos quienes se han formado en un sistema patriarcal.
Hoy por la mañana en la conferencia mañanera desde Palacio Nacional el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas, reconocía que esta última década ha sido de enorme violencia contra el gremio periodístico, desde el año 2010 a la fecha se han cometido 138 homicidios contra periodistas en todo el país, pero especialmente en los últimos 3 años ha tenido un repunte significativo; a partir del inicio de este gobierno se han registrado 38 homicidios: 2 en diciembre de 2018; 17 en 2019 y 19 en 2020, la mayor parte de estos asesinatos se han registrado especialmente en 5 entidades de la república: Veracruz, Tamaulipas, Chihuahua, Oaxaca y Guerrero.
El 13 por ciento de los periodistas asesinados han sido mujeres, el 87 por ciento restante hombres, pero el incremento más significativo que se ha tenido es de mujeres, hay 114 mujeres que solicitaron incluírseles en el mecanismo de Protección a Periodistas, y las violencias que se han registrado contra el gremio ha sido contra reporteros que se dedicaron a cubrir la nota roja o policíaca, el tema político y curiosamente los que están dedicados a las actividades deportivas o culturales, es decir, los ataques contra periodistas no están ligados exclusivamente a reporteros que cubren hechos violentos como se podría suponer.
De los 19 homicidios a periodistas ocurridos en lo que va de este año, el homicidio no es la única forma de violencia, se tiene registro de mil 052 agresiones diversas que van desde golpes, lesiones, amenazas o ataques a oficinas, lo peor, se ha identificado que más del 40 por ciento de estas violencias son atribuibles a funcionarios públicos, sobretodo del ámbito municipal, el espacio en donde se da este tipo de violencias es en lo municipal y con servidores públicos.
Ya lo decía la periodista y activista Frida Guerrero en esta misma conferencia respecto a la violencia contra las mujeres, a las mujeres reporteras “ahora nos destrozan en redes”, la violencia no se remite sólo a lo físico sino también a lo emocional y psicológico.
El perfil del agresor de periodistas. Se informó que el 73 por ciento está vinculado con actividades delictivas, el 26 por ciento a delincuencia organizada, el 47 por ciento a la delincuencia común y el 9 por ciento a servidores públicos en todo el país. Los homicidios se han registrado generalmente con arma de fuego, la Secretaría de Gobierno reconoció que los procesos judiciales no avanzan y que hay un porcentaje muy alto de impunidad.
Morelos -todavía- no figura entre los estados en donde se registra un alto grado de violencia contra periodistas.
Y ¿qué dice el Estado que va a hacer para mejorar las condiciones en las que reporteros, periodistas y defensores de Derechos Humanos sigan haciendo lo que hacen sin el riesgo de ser asesinados? Comunicación, trabajo y coordinación entre la federación, los estados y los municipios, algo difícil de creer cuando las Fiscalías Generales de los Estados tienen una sobrecarga de trabajo y se minimiza o no se sabe atender las denuncias de los periodistas.
“El reto fundamental es que tenemos que impulsar que las Fiscalías Estatales y la Fiscalía Especializada para la atención de Delitos cometidos en contra de la Libertad de Expresión cumplan con sus obligaciones en materia de justicia contra la impunidad que prevalece en esta situación”, dijeron las autoridades en la mañana.
Expongo mi caso, ni la Fiscalía General del Estado ni la Fiscalía General de la República en su momento, me recibieron una denuncia por violencia en redes originada por un servidor público, la Comisión de Derechos Humanos (CDHEM) respondió igual; ninguna pudo atender un tema en donde se presentaron pruebas y testimonios. Hoy compartía lo que nos ha dejado como lección el movimiento feminista en México, que ni la policía ni mucho menos el estado nos cuidan o se interesan por nuestra seguridad, que a mí me han cuidado mis amigos, mujeres y hombres; que efectivamente hacer periodismo en el ámbito municipal está resultando peligroso porque los alcaldes y funcionarios municipales están muchas veces fuera del foco urbano, actúan como caciques en donde su poder es ley en zonas lejos de las sedes de los poderes públicos, se creen intocables y su tolerancia a la crítica es nula.
En este ejercicio de libertad de expresión las mujeres fallaron en su ejercicio de sororidad, funcionarias públicas municipales se sumaron a la lapidación cibernética en mi caso y en casos anteriores, me pregunto si es que el funcionario en cuestión tuviera que recibir capacitación en materia de educación de género y las diferentes violencias contra nosotras, ellas, esas funcionarias que también comentaron y engrosaron la lista de comentarios soeces ¿serían las mismas que darían las capacitaciones? ¿cuándo o por cuánto dinero cambiaron sus convicciones cuando protestaban contra feminicidios o la violencia contra la mujer ahora que ya trabajan en una oficina municipal?
En Morelos la instalación del Mecanismo de Protección a Periodistas no funciona y eso debe en gran parte a lo mismo que pasa con el sistema de gobierno en México, simplemente no hay confianza a las instituciones, el grado de impunidad de delitos es altísimo y los funcionarios públicos son muchas veces los principales agresores o incitadores de la violencia, por eso muchos decidimos adoptar protocolos personales con círculos pequeños de confianza y seguir el ejemplo de las morras feministas, la policía no iría a buscarme si me pasa algo, el Estado no daría la cara por mí cuando uno de sus iguales me violentó, mis amigas y amigos sí, con esto no deseo quitar la responsabilidad al Estado, pero eso ya será tema para otro texto.
Yesenia Daniel, reportera desde hace 16 años en Morelos, directora editorial de este medio digital Mochicuani.