“Erróneo pensar que los gobiernos proveen de arte, no lo conocen ni les interesa”, coinciden críticos, artesanos y artistas
Yesenia Daniel
Jojutla, Morelos; 27 de febrero de 2020. Eventos austeros, organizados por amigos, familia y gente interesada en la cultura -redes les dicen-; así son por lo general las presentaciones de libros, las exposiciones de pintura, las expo venta de artesanías, las presentaciones de teatro o las demostraciones de bailes en sus diferentes estilos, “a los gobiernos no les interesa el arte ni lo conocen”, coinciden críticos, artesanos y artistas, al menos así está comprobado en la zona sur de Morelos.
Las exposiciones de artistas o artesanos que los gobiernos sí apoyan lo hacen por ser amigos o familiares en turno limitando la participación de otros o de plano excluyéndolos, en otros casos los artistas o artesanos están condicionados a los gustos de los gobernantes y a su agenda política, quienes se adornan con el talento de quienes han “picado piedra” o tocado puertas por años, algunos toda su vida, a cambio de recibir algún apoyo, sobretodo en logística, como préstamo de instalaciones para ensayar o crear, mobiliario (sillas y mesas) o bocinas para sus eventos, ya ni pensar en becas económicas o apoyos para vestuario, material o viáticos.
Aunque el hecho es conocido por la mayoría del gremio que promueve el arte y cultura, recientemente fue reiterado en la presentación de la “Exposición lunática”, del pintor y dibujante tlaquiltenanguense, Julián Herrera Albarrán, quien fundó hace 10 años aproximadamente el Arte Colectivo Emmanuel, un grupo que busca desarrollar el gusto por la pintura como don artístico o como terapia ocupacional o psicológica, pero también para apropiarse de espacios públicos para darles el uso por el cual existen: la convivencia social, la recuperación de la identidad local, el intercambio de ideas, en sí lo que es la famosa “recuperación del tejido social”, que los gobiernos de cualquier color llaman de manera rimbombante pero que rara vez entienden porque la miran desde el discurso y no desde el lugar donde ocurre.
Este y otros artistas han aprendido que el arte también es protesta y no sólo algo estéticamente bello que complace miradas que buscan orden, que el arte no siempre es formal o políticamente correcto.
“Busco impulsar la cultura ciudadana porque creemos equivocadamente que el arte es elitista y solamente para algunas personas, he roto paradigmas y yo creo que eso les ha causado incomodidad a muchos; nada más en lo que es la pintura he integrado a la gente y hemos hecho cultura del pueblo para el pueblo porque parte del trabajo que hacen mis compañeros lo hemos expuesto para la misma gente, por eso es cultura del pueblo para el pueblo, y estamos convencidos de que la sociedad organizada, los vecinos, los hijos, podemos hacer la cultura porque la cultura normalmente tenemos la falsa creencia de que la provee el gobierno pero no es quien promueve ni activa la cultura, la cultura la hace el pueblo, los artesanos, la gente que pinta, la gente que crea, que borda, que moldea el barro o muchísimas cosas más”, explica Julián Herrera.
Agur Arredondo Torres, cronista, recopilador de la historia de la revolución zapatista en el sur de Morelos, y Azael Vázquez Román, son otros dos interesados en la cultura que coincidieron en el punto y que desde sus ámbitos de interés han señalado el escenario y trabajado desde la austeridad que les da plena libertad de documentar; Azael Vázquez Román lo ha hecho con la recopilación de la historia local, desde el origen de Tlaquiltenango hasta nuestros días, auspiciando con dinero propio publicaciones sencillas en fotocopia convencido genuinamente de que las nuevas generaciones, sobretodo, sepan de dónde vienen y vayan creando una identidad local, para forjar el carácter de quien defiende lo que es porque sabe de dónde viene.
Lo mismo cree José Luis López Lugo, promotor cultural en la zona sur, y la maestra Maritza Álvarez, profesora, danzante y poeta.
El pasado mes de diciembre, jóvenes que impulsaron el colectivo Humanos Creativos, organizaron e hicieron un esfuerzo titánico por llevar a cabo un espacio en donde mostraron sus talentos en diferentes disciplinas como pintura, artesanías, gastronomía, fotografía, colocaciones, música, sin el apoyo de gobiernos, el resultado fue agotador pero satisfactorio, este año ya están pensando la tercera edición y presentar un mejor trabajo en el Desfile de Alebrijes Monumentales en la Ciudad de México, proyecto para el cuál invitaron a participar a los municipios de Zacatepec y Tlaquiltenango en donde les dijeron que desconocían que eran los Alebrijes.