En Tilzapotla construyen sus propios vehículos para el trabajo rudo
Por Máximo Cerdio
Fotos Fernanda Cerdio y Máximo Cerdio
Puente de Ixtla. En la comunidad de Tilzapotla, al sur de Morelos, de aproximadamente 8 mil habitantes, algunos agricultores y ganaderos han dado a los chasises y motores 1600 de los Volkswagen Sedan un particular uso: fabrican vehículos de carga que pueden entrar y transitar por lugares de muy difícil acceso para cualquier automotor.
A estos vehículos les llaman buguis (de buggy, bicho en inglés; buggy es el diminutivo de bug), un estilo de construcción originalmente de Estados Unidos (se atribute a un tal Bruce F. Meyers), en 1964 (en California), para transitar por la arena del mar.
De acuerdo con Carlos Eugenio Peralta García, agricultor y ganadero, en el pueblo hay aproximadamente 50 buguis, todos para uso rudo, todos usados como transporte y herramientas de trabajo:
“Nosotros que nos dedicamos al campo necesitamos estos vehículos, fuertes, resistentes, que puedan llevar o traer insumos, productos, mercancías hasta donde están nuestros terrenos de trabajo o hasta donde está el potrero donde se localiza el ganado, a las afueras del pueblo. No tenemos tanto dinero para comprar una camioneta, compramos un chasis y motor de vocho (Volkswagen Sedan) y los herreros o los mismos mecánicos nos arman nuestros vehículos, que salen más barato que una camioneta usada y que no podría pasar por donde pasan nuestro cochecito ni llegar hasta donde queremos que llegue”.
Carlos compró su bugui hace como nueve años y le salió muy bueno, sólo necesita un mantenimiento como cualquier coche compacto, y también reforzar el metal de vez en cuando porque a veces se rompe. Su cochecito es austero, y comenta que hay quienes tienen más dinero y quieren una mejor apariencia y gastan más y tienen un carro con una mejor estética, el suyo le sirve para trabajar y le ayuda mucho.
Una industria
Camino a Tilzapotla se puede observar caballo y yeyunos transitando muy tranquilo por la orilla de la carretera, en las lindes del pueblo; aquí, los habitantes sustituyeron a las bestias de carga por los pequeños vehículos, a los cuales es frecuente verlos circulando y, con un poco de imaginación, se los puede asociar con los coches de la película futurista Mad Max.
Con estos automotores, las personas que se dedica a las labores del campo resolvieron un problema, y a la vez originaron una especialidad: los constructores y reparadores de buguis que, como los propios vehículos, son mecánicos, herreros, hojalateros, pintores, eléctricos, etcétera.
El fabricante
Carlos Campos Uribe, un mecánico joven, fue el primero que comenzó a hacer los primero buguis en Tilzapotla, allá por 1990; Carlos emigró a Estados Unidos pero dejó esa opción entre los pobladores, así lo refiere Peralta García.
En la actualidad hay varios fabricantes de estos vehículos, uno de ellos es Andrés García Gaytán.
Él es un mecánico, hojalatero y electromecánico, dedicado a fabricar y a reparar estos vehículos.
Fue uno de los primeros que comenzó a hacerlos en el pueblo, hace más de veinte años, y ha fabricado como 35, los cuales ha vendido dentro y fuera de Morelos.
Le piden mucho el bugui tipo camionetita porque es la que se emplea para el trabajo rudo:
“En este caso se usa una suspensión de combi, también la caja de velocidades y el motor se modifican, se le pone una corona un poco más grande para que vaya más lento y tenga más potencia, cargue más y jale; son motores 1600 pero que soportan cargas de una tonelada o tonelada y media”.
Uno de estos carros cuesta unos 25 mil pesos, una modificación sale como en 12 mil pesos, y los carros que fabricó hace 20 años aún siguen trabajando, según Andrés García.
Los buguis y las chicas
Cada propietario lo va personalizado y le ve incorporando lo que desee, desde un cofre de vocho o de algún vehículo compacto, hasta una palanca con perilla de BMW, retrovisores, espejos laterales y accesorios. Muchos tienen asientos hechos con varilla para construcción o asientos de Volkswagen Sedan original, pero sin tapicería.
Carlos Eugenio Peralta García dijo que por regla general lo conducen los hombres, porque son rudos y poco cómodos, pero hay varia mujeres que ya andan en estos bugis porque en la labores del campo participan todos.
También contó que la hija de un amigo suyo, que vive en Estados Unidos, vino a Tilzapotla a celebrar sus quince años y pidió que vestida de quinceañera la llevara en su bugui, pero él no aceptó, porque eso hubiera dado pie a que se mofaran de la chica.
Los bugis de Tilzapotla son resistentes, económicos, durables y no hay camino, brecha o cerro que se les resista, aparte de que cada quien los personaliza a su gusto y antojo.