El engaño
“Corazón no seas así..fíjate de quien te enamoras..es que no sabes medir.. todo de ti entregas..si te vuelves a enamorar..corazón no quiero verte llorar!..”
Son las 11:23 minutos en el Sur – dijo la voz de la radio al terminar la canción que Ana Sofía cantaba a todo pulmón cuando lavaba la ropa de sus tesoros: Alicia y Alberto de 9 y 3 años..
Aay dolor! – le dijo su mamá Doña Ana a Sofía cuando esta cantaba con pasión la letra de la canción del grupo Bronco .
“..si te vuelves a enamorar..corazón no quiero verte llorar!..”
-Ya deja a mi hija!- dijo Don Gustavo Papá de Ana Sofía y quien regresaba del campo y cruzó la tranca escuchando el diálogo entre las dos.
Doña Ana tomó la cubeta y la lleno de agua , sabía que había acertado en el comentario a Sofi como ella le gustaba decirle a su hija. Ana se llamaba por ella y porque Ana era también el nombre de la mamá de Gustavo su esposo y padre de sus 3 hijos. Gonzalo, Lourdes y Ana Sofía la más chica.
Ana Sofía había regresado al pueblo después de una larga temporada en la ciudad a donde se fue a estudiar enfermería y había conseguido trabajar en la clínica del pueblo donde ella había nacido. Regresó con su hija Alicia y sus padres no preguntaron nada solo la recibieron y volcaron en la pequeña todo su cariño de abuelos y Don Gonzalo en la figura paterna para Alicia que del ausente progenitor.
Así habían transcurrido los primeros meses y finalmente una tarde confesó a sus padres el nombre del padre de Alicia, un enfermero que trabajaba en la capital a quien conoció en la escuela donde estudiaron juntos, primero compañeros de prácticas ya que estudiaban en distintos grupos y luego sin más salieron juntos y el calor de la juventud y la ausencia del hogar dio pie al embarazo.
-¿cómo que estás embarazada?- preguntó el enfermero quien entre sorprendido y alegre no lograba disimular sus nervios, no se que les voy a decir a mis hermanas ahora que regrese -y porque a tus hermanas?- preguntó con enojo Ana Sofía-y sí, me queda claro que no sabes que decir!-, y se puso andar las calles que había del hospital donde practicaban y la casa del estudiante que habitaba junto con otras muchachas.
Esa noche Ana Sofía no pudo dormir, primero porque su idea de ser madre no había pasado aún por su mente y de pronto a punto de concluir su carrera llegaba a sus vida una sensación de emoción y miedo por el futuro que se avecinaba.
Anita!- voy al mercado a comprar semilla dijo Don Gonzalo a su esposa, para que hagas un mole verde hoy viene mi hija de vacaciones, y Doña Anita asintió con la cabeza.
-Mira Salo no te lo vuelvo a decir tu padre está bien enojado contigo- dijo a su hijo que había descompuesto la motosierra al irse al monte a cortar unos árboles- te dijo tu padre que esos leños están prohibidos de cortar y además de eso descompusiste su motosierra- ya má!, dígale que no se enoje, la voy a llevar a arreglar con Luis, le dio un beso y se salió corriendo. Salooo! no llegues tarde que hoy viene Ana y vamos a comer mole pero ya no escuchó lo que dijo-canijo Salo!- dijo para sus adentros Doña Ana y se puso a buscar las hojas de la milpa para empezar a preparar los tamales.
No voy a ir a mi casa- le dijo Ana Sofía a Tina su amiga y confidente estudiantil, mis papás se van a enojar muchísimo conque llegue yo con mi domingo siete diciendo que serán abuelos y más que el padre aún está pensando que decirle a sus hermanas ahora que regrese a sus casa y consiga el permiso de sus papás para que vaya yo con el.
-yo que tú me iba al pueblo, solo tú y él y
bueno yo también sabemos del embarazo- ve como siempre las vacaciones y te regresas a terminar los exámenes finales- francamente no lo sé.
Esa noche Ana Sofía supo con certeza que si quería ser Madre y que a pesar que Tina era medio alborotada tenía razón.
Nos vemos en junio Papá- y tomó la bolsa de su ropa y se despidió. Doña Ana le envolvió un taco para el Camino y solo le dijo: Aay Sofí! y ella la abrazó, su Madre la había descubierto.
Ana Sofía terminó sus exámenes finales y con un embarazo ya avanzado alzó su cosas y tomó el camión para su pueblo, en la terminal le dijo a Heraclio el futuro padre que lo esperaba en casa de sus padres si decidía ir a verla, el la miró y sin decir nada la abrazo y se dio la vuelta, su camión también estaba por salir.
Pásele Srita Ana!- le dijo el Doctor cuando fue a pedir trabajo al consultorio como enfermera y caminó al escritorio del Doctor dejando a Doña Ana con la pequeña Alicia de tres años en la salita de espera. Aquí me asistirá con los pacientes y me apoyará con las curaciones y las recetas que se tengan que surtir, su llegada le dará nueva vida al consultorio, – sabe Ana también trabajo en la Clínica del pueblo y si ud gusta allá también hay trabajo- Ana asintió con la cabeza y acordados los horarios salió y tomó a la pequeña Alicia de la mano
-Le gustas al Doctor Ana!- Yo lo conozco, recién llegó al pueblo y me dijo mi comadre Juana que es bueno para curar y que hay muchos pacientes en el consultorio, ah! y que trabaja también en la Clínica del pueblo- y sus ojos se prendieron cuando te vio le dijo Doña Ana al salir.
Las tardes se iban en un santiamén en el consultorio, Ana recordaba ese día que cumplía ya dos años en el trabajo y con la fila de pacientes que no cesaba esa tarde recordó la primera vez que llegó al consultorio,al pasar el último paciente ya entrada la noche Ana Sofía esperó las indicaciones del Doctor, le entregó los medicamentos y cerró el escritorio.
-Ahora si se hizo tarde Ana Sofía- le dijo el Doctor- la invito a cenar- dijo el, Ana había ya dicho bastantes veces que no pero esta vez dijo si, la platica fue larga como si esos dos años trabajando juntos hubieran pasado en un semana, de pronto Ana Sofía vio en el Doctor con otros ojos y la mirada de él chocaba con la suya y esta vez ella no lo evitó
-Me gustas desde el primer día!-y le tomó de la mano al levantarse de la mesa de la fondita a donde habían ido a cenar y ella le dio la mano y de pronto el la abrazó como si con ello se hubieran encontrado después de no verse en un largo tiempo.
– es el doctor verdad Toñita?- preguntó Juana la comadre de Doña Ana
– Si es el!- se dijo para ella y ordenó dos ordenes de enchiladas para llevar. Ana Sofía y Ricardo subieron al taxi y encaminó a la dirección señalada.
-Voy a salir de vacaciones a partir del lunes en la clínica- dijo el doctor a Ana y de pronto ella recordó que eso significaría no ver al Doctor de igual manera, pues en vacaciones su mujer y su hija iban por él al consultorio, una lágrima asomó en los ojos de Ana y guardó silencio.
-Nos vemos el lunes!- dijo Ricardo al bajar del taxi y se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.
Sofía es tardísimo!- dijo Doña Ana al ver llegar a su hija y entrar a su cuarto a ver a Alicia que estaba dormida.
-Habló Heraclio preguntando por ti- martilló su mamá.
Ana Sofía se sentó en la mesa y aceptó el café que le dio su mamá
– Aay Sofí!- volvió a decirle su mamá y de pronto en un mudo diálogo Ana Sofía le dijo a su mamá lo que sucedía.
-Dijo Heraclio que llega el lunes-
Ana abrió el libro que estaba en la mesa y se hundió en la lectura sin responder, de pronto recordó que su examen para aspirar como jefa de enfermeras en la ciudad había sido idea del doctor
– Yo te ayudo a estudiar!- dijo el cuando le acercó los libros que ella ocuparía.
Al salir el alba ella continuaba leyendo
– ve a dormir un rato mija- dijo Don Gonzalo que salía ya para sus labores habituales en el campo. Ana caminó en automático a la cama y abrazó a la pequeña Alicia que dormía como un angelito.
Heraclio llegó el lunes y con ello un nuevo andar pronto invadió la vida de Ana -a que horas regresas?- preguntó y le recordó a Ana que tenía pocos días porque regresaría a su trabajo. Ana salió corriendo y con un alegría inusual llegó al consultorio que le duró hasta que llegó la hora de retirarse, se despidió de Ricardo con anticipación para evitar encontrarse con su familia del Doctor.
-ándale vamos a mi casa- dijo Heraclio esa noche por tercera vez- Ana dijo que lo pensaría y volvió a abrir el libro para seguir estudiando como si en cada letra encontrara un escape a lo que ella estaba viviendo en ese momento.
Al otro día le dijo a Heraclio -nos vamos el viernes- y siguió leyendo.
Estoy embarazada Ricardo -dijo Ana Sofía al doctor-, y también debo decirte que sólo trabajaré hasta el viernes.Me asignaron la jefatura de enfermeras en la clínica de Santa Lucía y no podré ya cumplir con mi trabajo si continúo aquí y se despidió de el con un abrazo que encerraba el grito ahogado de dos seres que no terminan de encontrarse. Ricardo iba a hablar cuando sonó su teléfono que le recordaba la cita con su familia en el cumpleaños de a un amigo de ellos. Ana tomó su bolsa y salió del consultorio y se encontró con Don Gonzalo que había ido por ella para llevarla a la casa.
Ana pasó por la cena porque Doña Ana se había puesto arreglar el cuarto para la llegada del nuevo integrante. Ana los vio y queriendo decir algo
-Mamá faltan seis meses!-
Alberto- se llama Alberto-le dijo Ana Sofía a Ricardo cuando la fue a visitarla
-se parece a ti-, dijo Ricardo y sonrieron para sus adentros.
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Roberto De la Paz, profesor de Educación Básica de formación y vocación; sureño e *incipiente escribano*, como él mismo se describe; promotor de lectura infantil, interesado en transformar su entorno e incidir en la niñez y juventud morelense a través de la lectura #YaLeyó?