No robarás, una simple petición
Columna de opinión
por Arturo Ortega
¡No robaras!, es algo tan evidente, tan obvio, tan simple, que hasta es de risa cuando lo escuchamos de una autoridad, sobre todo cuando el que lo dice es el presidente, lo lamentable o lo triste aquí no es el llamado del presidente Andrés Manuel López Obrador a no robar, es la reacción de la gente al escucharlo, ¡de risa!; dicen los analistas del face, muestra de la putrefacción que la corrupción ha logrado encarnar en la sociedad mexicana. ¡Cómo se le ocurre pedir eso!, que acaso cree que estamos en el programa de Dora la Exploradora, que vamos a hacer como el zorro y no robar solo porque lo dicen, con qué calidad moral, preguntan, pues ahora sí hay un presidente dispuesto a decirlo, y una sociedad tan acostumbrada a la rapiña y el robo, que el solo escucharlo, les da risa, el cinismo del mexicano acostumbrado a chingar, ¿Por qué? Porque soy cabrón y el ejército me la pela, PEMEX me la pela, es más, hasta una explosión me la pela, ohhh eso no… ¿verdad?, una explosión, si hace que dejes de robar, porque quema, porque arde, consume, acaba con tu vida, ¿Por qué? Por robar.
Dice AMLO: ¡NO ROBEN! ¿pero a quién va dirigido este mensaje? a las nuevas generaciones, a los niños que ven Dora la Exploradora, a los adolescentes, a los jóvenes, que saben a qué me refiero, a que robar es MALO, a que robar en un principio puede verse como algo fácil, como una salida a tus problemas rápidamente y sin complicaciones, el problema aquí es que si hay complicaciones, que igual y puedes robar 10 veces en Walmart, pero que tarde o temprano te van a atrapar, que puedes ir a robar gasolina al ducto 10 veces, pero en la 11 va a explotar y ya no vas poder seguir robando, de hecho ya no vas a poder hacer nada más. Los viejos se ríen, los jóvenes compartimos en el feed de Facebook o de Twitter, que robar combustible te puede matar, que robar combustible es peligroso, ese mensaje si bien fue a toda la nación, no todos lo captamos de la misma forma. Y aunque muchos exigen resultados, quieren detenidos, quieren gente tras las rejas, lo cierto es que estas personas aunque criminales, no se les ha dado una oportunidad para hacer otra cosa, se les ha abandonado, y quien niegue esto no sabe lo que es México. Quien niega esto niega la realidad en los penales, donde mucha gente está presa por no poder pagar una fianza de 10 mil pesos, de un crimen que igual y ni siquiera cometieron. Cuantos de ustedes que opinan sobre la situación de los pobladores de Hidalgo han ido a ver como sobreviven en esas comunidades, cuantos de ustedes han recorrido los municipios más paupérrimos del país, ¿cuántos? Díganme, ¿saben quién si?… AMLO.
¿Quiénes al planear sus vacaciones piensan en ir a esas comunidades a ayudar?, y no en ir a Cancún o a Mazatlán, o a Cozumel, o a Miami o a ¿New York? ¿Cuantos de ustedes han preferido dormir a seguir despiertos aguantando el hambre? No señores, opinar es muy fácil, pero cuando se tiene hambre, pero hambre de verdad, cuando tienes 2 o 3 o 4 hijos que te piden de comer y tu chamba en la maquila solo te da para darle a dos, ¿qué haces? No tengas hijos dicen, ¿y los que ya los tienen? Fácil, que el ejército los meta a la cárcel, por robar una cubeta de gas. Por eso me parece tan detestable la gente que pide que el ejército reprima a ese pueblo, a esa gente hambrienta que no sabe si van a poder comer mañana, a esa gente que se pone contenta cuando el papá llega con un bidón de gasolina para poder venderlo y que con eso, alcance pa’ la despensa de la semana, que por mil o dos mil pesos arriesgan su vida, enfrentando no solo al ejército si no a un dragón de lumbre.
Prometeo nos dio el fuego y fue castigado por su osadía, Zeus lo envió al Cáucaso, lo encadeno y mandó a un águila para que le comiera el hígado por toda la eternidad, en el caso de los Hidalguenses que quisieron robar fuego a PEMEX fueron castigados con la incineración de los pobladores y sus huestes. Aquí cabe resaltar una conclusión que es igual de irrisoria que el pedir a los delincuentes ¡NO ROBAR!… La gasolina arde y quema, y te puede matar. Ríanse, pero los 95 muertos de Tlahuelilpan hasta hoy, no creyeron que eso pudiera pasar… y pasó.