El periodista y la censura durante el sexenio de Graco Ramírez
Por Máximo Cerdio
Cuernavaca, Morelos. En Morelos, México, el periodismo agoniza. El gobierno del estado y los grupos de poder definen una agenda política que obedece más a una estratégica de comunicación comercial que al interés social. Las notas son, en su mayoría, boletines de prensa con pésima redacción. Los responsables de esto son los reporteros, los medios de comunicación y las fuentes.
El negocio del periodismo
De acuerdo con el padrón de “Becas para ayuda a los hijos de periodistas”, en Morelos hay alrededor de 125 profesionales de la comunicación, y cerca de 70 son camarógrafos, fotoperiodistas y reporteros.
En teoría, el periodismo es una actividad por la cual se actualizan el derecho de la sociedad a estar informada, la libertad de expresión y la libertad de prensa, entre otras, consagradas en la Constitución federal y es llevada a la práctica por los reporteros, fotoperiodistas, periodistas y comunicadores.
La mayoría de los medios de comunicación tiene como finalidad ganar dinero. La empresa vende espacios al cliente para que éste dé a conocer materiales de comunicación en las diferentes plataformas (impresos, medios electrónicos, radio).
En Morelos este contrato va más allá. El gobierno estatal, por ejemplo, adquiere espacios publicitarios para divulgar materiales que son parte de una estrategia de comunicación en la que la figura central es la persona del gobernador, en este caso, de Graco Luis Ramírez Garrido Abreu.
Los medios transmiten por igual información institucional en forma de cápsulas publicitarias, entrevistas, notas, reportajes, etcétera.
Desde que hace más de cinco años el mandatario estatal tomó posesión del cargo, comenzó a hacer campaña política rumbo a la presidencia del país. El objetivo de los medios fue posicionarlo como un político honrado, auténtico, ético, austero, capaz de llevar las riendas del país.
Los periodistas, reporteros y demás comunicadores de las empresas con los cuales se pactaron convenios de publicidad consienten esas líneas de posicionamiento; los que se alejan o van en contra son despedidos.
Para reforzar la estrategia, las empresas asignan a sus periodistas para descalificar, calumniar y atacar a los opositores del gobernador.
Graco Ramírez ha sido, de acuerdo con México Opina y SDPnoticias, el peor gobernador del país; la censura en su administración ha ido de menos a más. De una prohibición de no emitir notas contrarias al él y a su gobierno, se pasó a exigir a los dueños de los medios de comunicación que los periodistas escribieran en favor del gobernador (su esposa, su hijastro, su familia y allegados).
Y así como el gobierno de Morelos “impone” lineamientos, los demás grupos de poder también contratan publicidad y exigen que los medios se alineen. Entre éstos están el Poder judicial, los partidos políticos, algunos sindicatos y asociaciones u organización de la sociedad, y también la delincuencia organizada y los diputados del Congreso del Estado que agrupa a diversas corrientes de diversos partidos políticos.
Los costos de esta “cobertura” dependen de la capacidad económica del cliente y en Morelos el que paga más es el gobernador.
¿Por qué se corrompe un periodista?
La falta de estudios universitarios no es la causa de la corrupción de los periodistas: hay reporteros con licenciatura, igual o más corruptos que los “prácticos”.
Hace dos o tres años se propuso talleres de capacitación impartidos por especialistas y avalados por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, sin embargo, la moción quedó sólo como una inquietud, porque se preguntó a algunos reporteros prácticos que si les gustaría capacitarse y no mostraron interés.
Otra de las respuestas, quizá la más común, es que los medios de comunicación pagan muy poco y el reportero necesita completar para mantenerse y mantener a la familia. Por ello algunas empresas permiten que sus reporteros reciban dinero, dádivas o beneficios de las fuentes que cubren. El “apoyo” (como también le llaman al soborno) para éstos puede ser cuantioso o mínimo, dependiendo del grado de servilismo del periodista o del peligro que represente.
El periodista Geovanni Barrios considera que la capacitación profesional y el sentido ético podría disminuir la corrupción en el gremio.
“Las generaciones de nuevos reporteros salen de las universidades e ingresan al campo laboral para enfrentarse a una realidad muy distinta a lo que estudiaron en las aulas; por si fuera poco, también salen a reportear sin esa disciplina que la vieja guardia tenía; el respeto por los demás, el respeto por el trabajo propio, digno es algo desconocido para muchos reporteros nuevos”, dijo.
¿Se hace periodismo en Morelos?
Es difícil hacer periodismo cuando sólo se sigue lineamientos marcados en una estrategia de comunicación de un cliente, porque no se pueden confrontar datos ni es posible contradecir esas pautas, entre otros obstáculos.
Los reporteros o periodistas se reducen a redactores de “notas”.
En un sondeo a diez representantes de medios de comunicación en la capital de Morelos (Cuernavaca) sobre mínima presencia de la crónica y el reportaje en la prensa, la mayoría respondió que no escribían sobre estos géneros porque debía entregar varias notas al día y no había tiempo, otros dijeron que no sabían cómo hacer (crónica o reportaje) y otros que desde que comenzaron a trabajar en el medio sólo les pedían notas.
Los periodistas resisten
Hay varios casos de comunicadores que no se han prestado a estos actos de corrupción o se rebelan en contra de los lineamientos de la empresa o institución. La denuncia llega, por lo regular, del cliente y la orden es clara: el despido del reportero incómodo.
Tony Rivera, Yesenia Daniel y Geovani Barrios son, sólo por citar ejemplos, reporteros que han sufrido los efectos de la censura en este sexenio.
Algunos periodistas libres amenazados o censurados han recurrido a opciones alternas para seguir informando y sobreviviendo económicamente. Una de ella es la colaboración en medios informativos de otras entidades o de otros países a los que la mano “censuradora” no llega.
Para incursionar en estos mercados el reportero debe tener un panorama más amplio de los temas que inciden en el ámbito nacional y mundial, además de una preparación especial: dominio de los distintos géneros periodísticos y de las diferentes herramientas para documentar (fotografía, video, etcétera), conocimientos de las diferentes plataformas digitales, manejo de dos o más idiomas.
El reportero de hoy debe tener conocimiento del leguaje científico, objetivo, denotativo con el que construye discursos periodísticos (escritos y visuales); además, debe conocer y en su caso aplicar otros leguajes, como el connotativo, los metalenguajes y los diferentes recursos que la narrativa y la poesía pueden aportarle, ya que con ellos su capacidad de comunicación se amplía no sólo a lo que el público entiende, sino aquello que recuerda y percibe por los otros sentidos físicos. A éstos se suman el cumplimiento de los requisitos formales que para las colaboraciones emiten las redacciones de los diferentes medios nacionales y extranjeros.
En Morelos, menos diez reporteros y fotoperiodistas, que no son corresponsales, colaboran en medios nacionales e internacionales.
Los portales de noticia y periodismo o programas de radio o televisión independientes han podido evadir la censura, el problema es la falta de recursos económicos para mantenerlos y hacerlos que crezcan. Varios portales que sugirieron durante este sexenio de censura han sido “comprados” por el gobierno o por los partidos políticos.
Algunos medios digitales han orientado su estrategia de venta hacia patrocinadores no políticos locales y nacionales, pero los diferentes sectores productivos tienen poca cultura de inversión en medios de comunicación no tradicionales.
Resulta difícil, entonces, sostener a una empresa de comunicación con tan poco dinero.