Ariadna Aguirre: el vacío que no se llena con nada
Por Máximo Cerdio
Jojutla, Morelos; 24 de septiembre de 2018. En lo que fue el piso de la sala de la casa marcada con el número 314 de la calle Ricardo Sánchez, bajo una manta, hay una cruz de flores blancas, rojas y amarillas, y veladoras, a un lado, sobre una mesa humilde de madera están los retratos de tres personas; por ellos se están celebrando rezos. El pequeño es Daniel Mateo Novoa Cruz; la mujer Martha Leticia Cruz Aguirre, y el hombre adulto Filiberto Aguirre. Los dos primeros fallecieron durante el sismo del 19 de septiembre de 2017, que cobró la vida de 25 personas en Jojutla, según reporte del gobierno del estado.
Ariadna Aguirre Ávila, abuela del niño, madre de la mujer e hija del adulto mayor, platica que el año que pasó fue muy difícil porque el temblor no sólo le destruyó su casa y su negocio: perdió a su hija mayor y a su nieto, además de que en este año su padre también falleció y ella tuvo hace tres meses una operación “a corazón abierto”:
“Necesitamos apoyo porque no pudimos acabar ni la obra negra de nuestra casa y no tenemos mercancía para vender. Ahora que va a entrar Cuauhtémoc Blanco a gobernar, queremos pedirle ayuda, algún programa de emprendedores donde nos incluyan, queremos trabajar, tener nuestro propio negocio como antes del temblor, para poco a poco ir recuperándonos”, solicitó.
Ariadna explicó que recibieron la ayuda del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), pero no alcanzó ni para dejar en obra negra la construcción de su casa que perdió totalmente, una de las 774 que fue dictaminada con daño total. No recibieron apoyo de Unidos por Morelos, del gobierno del Estado, a pesar de que estuvieron realizando los trámites respectivos. Como ve la situación, está segura que la ayuda ya no llegará y tendrá que seguir la reconstrucción de su casa ella y sus hijas, solas.
Ariadna, como la hija mayor de esa familia, siempre se hizo cargo de esa casa. Cuando vivía su padre ella era la que administraba ese hogar. Tenían un negocio familiar, en donde vendían mercancía de abarrotes y otros productos. En el sismo “desaparecieron” su estante de metal de varios metros de largo y mucha mercancía que con grandes esfuerzos almacenó. Con la angustia y el apuro del fallecimiento de su hija y de su nieto no tuvieron tiempo para recuperar nada, se quedaron con lo que llevaban puesto.
Para ella y para sus hijas lo material poco a poco se va recuperando, pero el vacío que dejaron sus seres queridos no se llena con nada. En todos estos meses de luto los consuela la felicidad que compartieron con sus seres amados que descansan en paz y los recuerdan felices, en plenitud de su vida:
“Gracias a Dios siempre tuvimos la dicha de vivir momentos felices, todos los recuerdos de ellos fueron hermosos. Los tres fueron mis maestros, así lo siento yo, porque me enseñaron mucho durante el tiempo que compartimos esta vida juntos. Mi padre, don Filiberto, fallecido hace poco, era muy amado y respetado, Mi hija, era un ser especial, nació sin el sentido de la vista, pero era muy inteligente y ‘veía’ más que cualquier persona que tiene ese sentido; además era muy alegre, mi hija Martha Leticia. Y mi bebé, mi hijo, así le digo yo, aunque sea mi nieto. Daniel Mateo iba a cumplir dos años. Tengo recuerdos muy hermosos de él, su risa que llenaba la casa de alegría. Era un niño que le gustaba compartir con sus amiguitos, aquí en esta calle hay muchos niños. Él siempre les regalaba lo que tenía, sacaba los yogurcitos del refrigerador y los compartía con sus amiguitos, y nosotros, en vez de enojarnos, nos reíamos. Estos momentos, estos buenos recuerdos y el amor nos han ayudado a sobreponernos y a continuar luchando juntos”.
Las flores, la cruz y los retratos esperan el rezo de las siete de la tarde:
“Nosotros como católicos así honramos la memoria de nuestros seres queridos. Sabemos que descansan en paz y les decimos que no los olvidamos, que los amamos. En los rezos también aprovechamos para pedir por las demás personas que perdieron la vida, ocho en esta calle de Ricardo Sánchez, y muchas más en todo Jojutla”.