Javier Dircio y la pasión por el metal

galllo1m

Por Máximo Cerdio

Tehuixtla. Javier Dircio, escultor en metal, nació en Zacatepec, el 29 de octubre de 1982, y radica desde hace muchos años en Tehuixtla.

Emigró hace algunos años a Estados Unidos, estuvo trabajando en Chicago, Illinois, por siete años, y después del algún tiempo regresó con su familia.

En la actualidad combina su trabajo como profesor de inglés y escultor en metal. Aprendió a soldar cuando tenía 17 años, bajo la tutela de su padre, Ausencio Dircio Torres, quien le sigue enseñando lo que sabe.

Pudiendo ser herrero, como su padre (herrero y constructor de armas, su maestro e influencia directa), relata que no se dedicó a este oficio, estuvo en Arquitectura en la Universidad, pero tuvo que abandonar la carrera por falta de dinero, lo que le dolió mucho y decidió viajar a la unión americana.

Platicó que ha visto en internet el trabajo de escultores en metal, algunos desconocidos muy buenos, que de cierta manera lo inspiran a mejorar cada vez más.

Javier dijo que al principio elaboraba sus obras sólo para satisfacción personal, el trabajo lo relajaba. Cada que llegaba del trabajo de la escuela se metía al taller, no exhibía sus piezas, pero con el tiempo comenzó a ponerlas a la vista del público y vio que se las compraban. En la actualidad trabaja para hacer pedidos de sus clientes, de Morelos, de México y algunos de Estados Unidos.

En el taller familiar de herrería tiene una montaña de tuercas, tornillos, autopartes, piezas de motores de algunos electrodomésticos, llaves y demás herramientas mecánicas, todo está amontonado; visto así, es fierro que sólo podría venderse por kilo a los recicladores.

Quien no conoce a Javier no creería que de ese montón de metal va a hacer que emerja un auto de carrera, una guitarra, un camión antiguo, un caballo, un águila, gallos de pelea que se enfrentan a una muerte que no cesa.

Estas piezas las consigue de desechos de los talleres mecánicos, en los centros de acopio o en deshuesaderos. Algunas se las regalan, otras las compra porque son parte de una escultura que está en proceso y es justamente el tamaño y forma de ella la que se necesita.

Piezas únicas

Un objeto le puede dar a Javier la imagen de la totalidad de la escultura, o muchas veces simplemente sirve como base y, conforme avanza, la escultura va tomando modos y del metal surge el camioncito o el coche o la motocicleta. También es probable que este escultor tenga ya en la mente la pieza acabada, y proceda a colocar los objetos como aparece en su imaginación.

Descubre en los elementos que forman las totalidades un uso diverso y útil: por ejemplo, una tuerca que vivió apasionadamente atravesada por su tornillo, ahora es el faro de un camioncito de metal hecho de otras partes de automotor o artículos eléctricos.

Javier no es sólo una persona que construye piezas con objetos metálicos de desecho. Las formas en las que integra las partes (que pertenecieron a muy diferentes objetos) en la pieza total sorprende.

También impresiona los detalles finos de la escultura acabada; estos elementos forman un estilo y hacen del trabajo de Dircio: piezas únicas, pensadas y elaboradas por él, con su sello personal: muebles, autos, camiones, trascabos, accesorios para autos, guitarras decorativas, esculturas de animales, robots…

Para Javier nada se compara con ver terminado, tocar, palpar, algo que estaba en su mente:

“Hay veces que al terminar una pieza me sorprende me maravilla y me enamora tanto que quisiera conservarlas para siempre conmigo, pero los clientes, el trabajo, la necesidad a veces nos llevan a deshacernos de ellas por más enamorado que esté”.

 

El metal en el pensamiento

Javier Dircio Jiménez piensa en esculturas todo el tiempo, las sueña, imagina todas las piezas que puede utilizar para conseguir materializar su idea; su cabeza está llena de imágenes, piezas, resortes, metales, engranes. No se detiene en la forma de sus piezas, y ahora quiere construir figuras grandes para instalarlas en Morelos o en México:

“Va a ser como al inicio, voy a trabajar por gusto, por placer, y seguramente habrá alguien que me encargue trabajos grandes cuando vea lo que surge de mi mente y de mis manos. Quiero que me conozcan por este amor al arte del metal y dedicarme a esto de por vida”.