La Secretaría de Cultura de Morelos, retrospectivas y perspectivas, su titular
Por Gustavo Garibay L.
Fotografía: archivo del autor e imágenes publicadas en las redes sociales
Esbozo de un horizonte
Después del colapso del perredismo en la pasada jornada electoral del 1 de julio y de la reestructuración del sistema político local, a partir del 1 de octubre el Cuauhtémoc Blanco Bravo dejará de ser el líder político de oposición que se enfrentó al graquismo, al pequeño Gayosso y a los siniestros hermanos Yáñez para convertirse en el gobernador del Estado de Morelos.
De camino a la toma de posesión, una de sus primeras tareas será conformar un gabinete que le auxilie en las complejas labores de administrar los recursos que dispondrá para el beneficio de la población en una entidad saqueada y signada por la corrupción y la impunidad. Su primer gesto de inteligencia y de sensatez será rodearse de personas de excepción, capaces y honorables, que los hay, para garantizar el éxito de su administración. Si no hay planes, programas, proyectos fundados en políticas públicas incluyentes, suficiencia presupuestal participativa, transparencia y rendición de cuentas, propuestas efectivas que se traduzcan en acciones reales y eficaces en beneficio y desarrollo de la población, Blanco Bravo perderá su amplio capital político, una mezcla de fanatismo, credibilidad inédita y esperanza religiosa. En estos tiempos la sociedad se ha vuelto impaciente.
Cuauhtémoc debe evitar el narcisismo, la soberbia y la arrogancia que significaron la debacle de Graco Luis Garrido Abreu. La autocrítica y el reconocimiento de sus propias limitaciones serán las vacunas que lo inmunicen frente al desgaste que con lleva el ejercicio del poder.
La fórmula es sencilla, él y su equipo deben escuchar a la gente y atender sus necesidades y problemáticas. De lo contrario, su pesadilla será una crisis de gobernabilidad. ¿Quiénes asesoran al gobernador electo, además de José Manuel Sáenz, el activista Gerardo Becerra Chávez Hita y sus abogados Pedro Martínez Bello y Pablo Ojeda?
Uno de los nombramientos que más ha despertado curiosidad es el nombramiento de quién será titular de la Secretaría de Cultura de Morelos (SC). Desde diversas páginas y redes sociales, el sector cultural ha comenzado a generar un proceso de debate y adherencias a través de publicaciones, notas y clips de video, no sin enojo, indignación, señalamientos de corrupción, agudas críticas sobre el comportamiento lo mismo de funcionarios en turno que de cortesanos artistas y promotores y el perfil del que llegará.
Pero el debate es pobre, por sesgado, limitado y centralista. Explico. Pobre porque la cultura no solo es de los artistas, es de la gente. Más allá de los debates antropológicos e históricos, la cultura constituye el ser y quehacer de la sociedad, sus valores materiales e inmateriales, al constructo de nuestra subjetividad colectiva, su manifestación e interpretación en permanente construcción y redefinición. Complejidad que no se reduce a construir recintos, a realizar eventos y programas de fomento artístico ni de cultura para la paz, es más que eso. Sesgado porque otorga un poder inconmensurable al Estado sobre los procesos culturales, cuando ha sido este quien ha desempeñado una pobrísima función como garante de la salvaguardia y conservación del patrimonio cultural material e inmaterial y de la población para el derecho de acceso a bienes y servicios culturales.
En ese sentido amplio, el debate, el gobierno estatal y los ayuntamientos se han convertido en mediocres programadores de lo que la ignorancia o las preferencias artísticas del funcionario en turno le permitan, es decir el reino de las ocurrencias y la improvisación. Y lo más grave, centralista porque es una mirada desde el centro, Cuernavaca no es Morelos. Las comunidades, los municipios y sus diversas poblaciones nunca más deben permanecer en la periferia del desarrollo cultural del Estado, propiamente de sus territorios y regiones culturales.
Las obligaciones del titular son serias, van más allá de las inauguraciones y los cocteles, viejas formas de la alta cultura y su manifestación pequeño burguesa. La que sigue es una historia en fragmentos. ¿Quién armará ese rompecabezas de corrupción? Aquí un poco de contexto.
Un neovirrey para Morelos
En 2012, después de los gobiernos priístas y panistas, no sin jaloneos internos, llegó al poder la llamada “izquierda institucional” encabezada por Graco Luis Ramírez Garrido. La esperanza de un gobierno democrático fue bandera del entusiasmo en la mayoría del sector cultural que había votado al político tabasqueño acusado desde siempre de mercenario y oportunista. Una vez en el poder, todo fue diferente. El maltrato a propios y extraños, a colaboradores y a ciudadanos “disidentes” fue la lógica de la relación entre un gobierno que se ha caracterizado por su ejercicio del poder y la fuerza simbólico y real. Luego de la ilusa “transición democrática” la mayoría despertó en el terror de un Estado violentado por sus autoridades y por el crimen organizado.
El conflicto por el control del territorio
Morelos, posee una riqueza biopatrimonial excepcional cuyo deslumbramiento enceguece la mirada de propios y extraños acerca de la importancia de su gestión integral (investigación, difusión, protección, conservación, restauración y salvaguardia), a pesar de que el Estado posee una larga tradición legislativa y de movilización social en defensa del territorio. Diversos movimientos sociales de resistencia durante los siglos posteriores a la conquista y en el siglo XX la lucha zapatista, constatan una memoria social indómita que nos ha legado a los morelenses una dignidad en defensa de la tierra, consciencia e identidad sociales que muchas veces han sido asediadas por el Estado mismo y los cacicazgos regionales de propios y extraños que desde las élites económicas y políticas han hecho del territorio morelense un botín a salto de mata. Decía mi abuelo que en Morelos si acaso se llegaba a gobernar población, nunca territorio.
Pero las cosas han cambiado, la fragmentación social, la marginalidad de las comunidades, es un producto del fracking cultural que practican los gobiernos como agentes del gran capital en tiempos del neoliberalismo, del capitalismo salvaje. Un ejemplo de esto es el conflicto social de la región oriente como consecuencia del llamado Proyecto Integral Integral Morelos (PIM), que a través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se propuso desarrollar la Central de Ciclo Combinado CCC Centro y Gasoducto Tlaxcala-Puebla-Morelos que se ha venido concretando desde 2011, cuyo monto de inversión total se estima cerca de 1,600 millones de dólares, y que está conformado por dos centrales de generación eléctrica de ciclo combinado de 620 MW (que consumen gas natural como energético); el gasoducto de 150 km y 30 pulgadas de diámetro para transportar gas de los ductos de Pemex a las centrales en los estados mencionados; y la línea eléctrica de 20 km a la subestación Yautepec, la construcción del CCC Centro Aeropista del Estado de Morelos en Yecapixtla y del acueducto de 20 pulgadas desde Cuautla con longitud de 10 km.[1]
Este proyecto transexenal, herencia de los gobiernos de Felipe Calderón -quien dio la concesión a las empresas españolas OHL, Abengoa, Enargas y Elecnor-, y de Marco Antonio Adame, continuado por Enrique Peña Nieto y por Graco, sobrevino en un conflicto regional que ha dividido a varias comunidades y ejidos de oriente, principalmente Huexca en el municipio de Yecapixtla,(2)[2] pues recordemos que a finales de octubre de 2012, tres semanas después de haber tomado posesión, Graco autorizó un operativo policiaco para que reprimió a un grupo de campesinos y mujeres integrantes del Frente de Pueblos en Defensa del Tierra y el Agua en Morelos, quienes habían bloqueado los accesos a dicha comunidad para evitar el ingreso de los contratistas al terreno en donde se construirían las instalaciones de las dos termoeléctricas.[3]
Para lograr sus propósitos, en Cuautla y Ayala el gobierno operó políticamente para dividir a comunidades y de los ejidos de Salitre, Leopoldo Heredia, Tenextepango, San Pedro Apatlaco, San Rafael las Piedras y Anenecuilco, quienes demolieron la compuerta construida por otro grupo de campesinos en la presa La Mora del ejido Otilio Montaño. El excedente de agua estaba siendo vendida “al ejido Gabriel Tepepa mediante un sistema de bombeo construido en la colonia La Biznaga el cual a su vez la comercializaba con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), para lo cual construyeron un sistema de bombero en la colonia La Biznaga, desde donde se enviaba el agua del río Cuautla obtenida de manera irregular a la termoeléctrica.”[4]
De acuerdo con algunos habitantes de la zona, algunos de los operadores políticos del acueducto fueron Héctor Javier García Chávez “El gato” -entonces diputado federal perredista-independiente, después por Morena por el 2º Distrito Jiutepec y actualmente diputado local también por Morena, así como por Ricardo Santos Chávez, esposo de la entonces diputada federal del 3er Distrito Cuautla por el PRD, Lucía Virginia Meza Guzmán –hoy senadora electa por la coalición “Juntos haremos historia” Morena-PES-PT-. Robledo primero fue Director General de Atención a Municipios de la Secretaría de Gobierno (2012),[5] después Director General de Gobierno (2014) y finalmente Subsecretario del Gobierno hasta que tuvo que presentar su renuncia el 5 de septiembre de 2017(6),[6] derivado de la salida de la diputada Meza del PRD, argumentando que el instituto político había “[perdido] su esencia ideológica, traicionó las causas sociales, le dio la espalda a las clases sociales más desprotegidas, perdió el debate interno (…) PRD Morelos dejó de ser un partido democrático para convertirse en una absurda monarquía”.[7]
Después de todo, lo cierto es que toda esa historia sigue sin resolverse. ¿Cuál será la postura del nuevo gobierno sobre el tema?, ¿la Secretaría de Cultura y otras dependencias, podrán intervenir ante la gestión de conflictos sociales en donde las comunidades generan procesos de resistencia contra la mala planeación y el autoritarismo estatal y federal que despojaba de agua y afectaba las actividades agrícolas de poblaciones de oriente como Amilcingo en el municipio de Temoac?[8]
Resistencias culturales y políticas del miedo
En los últimos años diversos movimientos sociales por la autonomía y los derechos de los pueblos, en defensa del agua, la tierras, las comunidades indígenas, reivindican la noción de “territorio cultural” que rompe con su abstracción epistemológica cuando vemos los siguientes casos en la última década: la operación de la minera canadiense Esperanza Silver inmediata a los polígonos de la zona de monumentos arqueológicos de Xochicalco, con declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO desde 1999, proyecto que pretendía la devastación de varios cerros en Xochitepec, Temixco y Miacatlán, y que fuera frenado por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), al negarle la autorización en materia de Impacto Ambiental del proyecto con el que en su primera concesión explotaría una mina de plata y oro a cielo abierto en 437 hectáreas del poblado de Tetlama y en los cerros de Colotepec y del Jumil, en Temixco.[9]
El triunfo no hubiera sido posible sin la presión y organización de varios promotores culturales, ambientalistas, líderes comunitarios, del Consejo de los Pueblos de Morelos, del Movimiento Morelense Contra las Concesiones Mineras de Metales Preciosos y del proyecto de educación popular “Talleres de comunicación comunitaria y defensa del territorio”, impulsado por el colectivo Telar de Raíces.
Pero no todas las historias de resistencia y en defensa del patrimonio y el territorio cultural han sido exitosas; ahí están otros casos como la destrucción del Casino de la Selva y de la zona arqueológica de “Gualupita” en 2001 cuando la empresa Cotsco adquirió el inmueble, antes privado y después público cuando la Secretaría de Hacienda lo adquirió en dación de pago, incorporándolo al Fondo de Protección al Ahorro Bancario (FOBAPROA) para la construcción de un centro comercial, a pesar del Consejo Ciudadano para la Cultura y las Artes de Morelos, del Frente Cívico Pro defensa del Casino de la Selva y del movimiento encabezado ambientalistas de guardianes de los árboles y del medio cultural como Flora Guerrero, Adriana Mujica, Óscar Menéndez, Ignacio Suárez Huape, Pietro Ameglio, Rafael Segovia, Javier Sicilia, Jorge Flores, Francisco Icaza y Jean Robert, entre muchos otros personajes que hoy en día siguen en el activismo desde sus comunidades.
Otro de los casos que aún continúa vigente es la lucha del Frente Unido en Defensa de Tepoztlán, movimiento contra la deforestación ecológica y la destrucción de la zona arqueológica de Tlaxomolco-Yohualinchan por los trabajos de ampliación de la autopista México-Cuautla.[10] El movimiento ha echado mano de diversos recursos legales y de rendición de cuentas sobre el papel de las autoridades federales, estatales y municipales sobre lo consideran un ecocidio. Un caso similar fue el surgimiento del Movimiento de Protección y Rescate de la Zona Arqueológica de “La mezquitera” en Tlatizapán, destruida por la construcción de la Autopista México Siglo XXI.[11]
Es en ese contexto en el que se inscribe la lucha diversas agrupaciones y colectivos en defensa del territorio, de su expolio. La embestida de las políticas neoliberales han hecho cada vez más recurrentes estas manifestaciones de resistencia. Lo veremos en los próximos años si a la protesta no se suma una propuesta social de cambios profundos, en la necesidad de una nueva manera de concebir la vida, el respeto a los modos y procesos de organización comunitarios y al desarrollo sustentable, por controvertido que sea el concepto, a contrapelo de lo que Noam Chomsky ha denominado como los “proyectos de muerte”.
Tan solo por señalar un ejemplo, con el apoyo de autoridades ejidales, municipales, estatales y federales, la minería tiene concesionada una superficie del 26.28% de Morelos. Vienen años difíciles. Nunca como en el sexenio que acaba habíamos ocupado todos los indicadores rojos de pobreza, corrupción, infelicidad, inseguridad y violencias cometidas por el crimen organizado y los actos de represión contra la población que el Estado ejerció a través del Mando Único y su Policía Morelos. Decía el filósofo francés Michel Foucault en su artículo Las redes del poder que:
“(..) la delincuencia tiene una cierta utilidad económico-política en las sociedades que conocemos. La utilidad mencionada podemos revelarla fácilmente: Cuantos más delincuentes existan más crímenes existirán, cuantos más crímenes haya más miedo tendrá la población y cuanto más miedo haya en la población más aceptable y deseable se vuelve el sistema de control policial. La existencia de ese pequeño peligro interno permanente es una de las condiciones de aceptabilidad de ese sistema de control, lo que explica porqué en los periódicos, en la radio, en la televisión, en todos los países del mundo sin ninguna excepción, se concede tanto espacio a la criminalidad como si se tratase de una novedad en cada nuevo día.[12]
Hemos vivido el sexenio del miedo, pero el rechazo social surgido del voluntarismo político del gobernador por las prácticas nepotismo, los señalamientos de diversos casos de corrupción e impunidad, su despotismo y prepotencia en el trato integrantes de los escasísimos medios de comunicación independientes, el asedio a la UAEM, la persecución a diversos líderes gremiales, políticos y sociales como el exrector Alejandro Vera Jiménez, al presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, al poeta y activista Javier Sicilia, al obispo de Cuernavaca Mons. Ramón Castro y Castro, el ausentismo político, el despilfarro de un gobierno ineficaz, distante de la sociedad civil y de sus comunidades, derivaron en el atrincheramiento de Graco Ramírez quien, cual príncipe lector medieval, desde palacio o Polanco, rodeado de una pequeña corte de aduladores, ha dejado a Morelos en ruinas y en medio de un severo endeudamiento. Y no es metáfora, Ramírez Garrido se va dejando una gravosa deuda de 5, 800 millones de pesos que comprometen al Estado hasta el 2042. Tampoco ha solventado los desfalcos por 959 millones 906 mil pesos que le requirió el Congreso de la Unión.[13]
Estrategia, negocio y control: tirar cemento…
La utilización de los recursos públicos como estrategia de control de los municipios no encuentra mejor evidencia que en el desarrollo de la infraestructura en la zona poniente del Estado, pues a través de la Secretaría de Obras Públicas el neovirrey Ramírez, en una disputa caprichosa y rapaz por “poseer” la ciudad-capital primero contra Jorge Morales Barud y luego contra Cuauhtémoc Blanco Bravo, en Cuernavaca se realizaron una serie de obras inéditas, por su cantidad y por su monto de inversión (385 obras: 2,372.11 mdp),[14] por centralista y onerosa, que en algunos casos resulta ridícula y absurda, por sus materiales y acabados o por su chafa propuesta “estética”, modelo “Minimalismo Interceramic”. Como ejemplos específicos de ello, tenemos los siguientes proyectos: Infraestructura vial en el Centro Histórico de Cuernavaca CHDC (81 mdp);[15] Intervención de la Plaza de Armas de Cuernavaca Zona de proximidad (62 mdp), Rehabilitación de la Plaza de Armas General Emiliano Zapata (49 mdp), Calle Ricardo Linares y Guererro, Ecozona Cuernavaca (21 mdp), Callejón del cubo (7 mdp) o la tercera etapa del Acceso al Centro Histórico de Cuernavaca (4 mdp), Rehabilitación de Infraestructura Vial en el Centro Histórico de Cuernavaca (81 mdp), la Intervención de Plaza de Armas de Cuernavaca Morelos (Zona de proximidad, 3 plazas del Palacio de Cortes – Plaza Gral. Emiliano Zapata y Jardín Juárez (kiosco)), (62mdp), la Rehabilitación de los 9 mil 55 metros de Plaza General Emiliano Zapata (Plaza de Armas) Morelos (49 mdp), esto es arriba de 54 mil pesos por metro cuadrado. Trabajos que, a capricho y en un jaloneo permanente con la delegación del INAH-Morelos por no ceñirse a lineamientos técnicos y a la normatividad aplicable, ascienden a más 224 millones de pesos. Unos cuantos ejemplos en una pequeña ciudad, en unos cuantos metros sin que el cambio sea sustantivo o radical. Nunca vamos a olvidar aquella inauguración nocturna del centro histórico, en donde un selecto grupo de la corte asistió al marginal triunfalismo del despreciado gobernador y sus noches lounge al interior del palacio, como en las noches del 15 de septiembre, con antojitos mexicanos o finos bocadillos y caras bebidas que antes no existieron en sus cavas.
Fuera de los entonces considerados bastiones perredistas o ayuntamientos alineados a las políticas estatales, principalmente Jiutepec (183 obras: 347.04 mdp), Yautepec (97 obras: 332.02 mdp), Cuautla (213 obras: 584 mdp), Jojutla (89 obras: 351.13 mdp), Temixco (153 obras: 630.51 mdp), los municipios con mayor cantidad de recursos fueron Tlaltizapán (76 obras: 202.94 mdp), Emiliano Zapata (76 obras: 1, 624mdp), Puente de Ixtla (105 obras: 232.21 mdp), Zacatepec (54 obras: 845.51 mdp), Axochiapan (60 obras: 371.40 mdp), Ayala (110 obras: 184.23 mdp), Xochitepec (93 obras: 558.70 mdp), Huitzilac (43 obras: 159.20 mdp), Tepalcingo (37 obras: 123.26 mdp) Tepoztlán (67 obras: 124.11 mdp), Tetela del Volcán (76 obras 125.48 mdp); Tlaquiltenago (50 obras: 121.52 mdp) y Yecapixtla (70 obras: 233.56 mdp).[16]
Sin mencionar los programas sociales, que deberían ser tema de análisis sobre cómo fueron operados, es claro el manejo político de la densidad de obra pública en algunos lugares de Morelos, su territorialización contrasta con la gestión de recursos propios y federales de aquellos municipios apartados del interés electoral o fuera del rédito político: Amacuzac (41 obras: 51.25 mdp), Atlatlahucan (17 obras: 31.84 mdp), Coatlán del Río (32 obras: 50.53 mdp), Jantetelco (22 obras: 25.54 mdp), Jonacatepec (15 obras: 39.01 mdp), Tlalnepantla (20 obras: 33.44 mdp), Tetecala (41 obras: 15.51 mdp), Totolapan (24 obras: 37.69), Tlayacapan (25 obras: 37.01 mdp), Miacatlán 42 obras: 73.65 mdp), Ocuituco (56 obras: 59.24 mdp), Temoac (33 obras: 66.10 mdp), Zacualpan (14 obras: 29.67 mdp). Incluso por región, los recursos denotan inequidad, centralización y gestión político-partidista en su distribución: Altos de Morelos (442 obras: 927 mdp), Sur poniente (521 obras: 1,963 mdp), y Oriente (454 obras: 1,314 mdp), mientras que en la llamada Zona Metropolitana de Cuernavaca se realizaron 888 obras con una inversión de 4, 337 millones de pesos.[17]
De acuerdo con información del mismo gobierno, una de las obras de emblemáticas de infraestructura turística, cultural y deportiva fue de $563 millones de pesos.(18) [18] La obra es de los mayores escándalos de corrupción sobre la que la prensa local y nacional dio cuenta, por no haber sido licitada y por haber utilizado recursos federales del Ramo 33 y de un crédito, ambos para infraestructura básica.[19] Como si no fuera suficiente, el gobierno recibió la generosa aprobación del congreso local “para celebrar los actos jurídicos y administrativos idóneos y necesarios con la moral Ez Sports, S.A.P.I., sus filiales o subsidiarias para que aproveche el recinto deportivo “Agustín “Coruco” Díaz” para la celebración de eventos deportivos, espectáculos, entre otros, conservando la propiedad del inmueble”. Uno de los argumentos sobre los que se sostuvo el decreto es que Ez Sports, S.A.P.I está vinculada con el Club Chivas, el equipo de fútbol propiedad Jorge Vergara.[20] Así de torpe y cínica la jugosa operación del Estado “en favor” del empresario jalisciense. En contraste, ni el Estado ni los municipios de Guadalupe y Monterrey invirtieron tanto en la Estadio BBVA BAMCOMER del Equipo Rayados en 2015, de los 3,000 millones que costó el inmueble deportivo apenas 200 millones provenientes del Fondo Metropolitano.[21] ¿Podía un Estado pobre como Morelos justificar el endeudamiento de 2,806 millones de pesos, darse el lujo de desviar de recursos para invertirlos en favor de la iniciativa privada? Además del empresario propietario de Omnilife, aquí ganó la empresa AyPP Constructores S.A. de C.V.[22] que por asignación directa construyó un bodrio por estadio. Si se hubieran invertido en infraestructura cultural municipal, poco más de 17 millones hubieran sido entregados a cada uno de los 33 municipios. Fue la oportunidad perdida de una 33 casas de cultura o centros de artes y oficios, o la rehabilitación, equipamiento y operación de la frágil y marginal infraestructura cultural morelense severamente dañada después del sismo.
El faraonismo cultural de relumbrón centralista fue el sello de la administración. Así surgió el proyecto arquitectónico del Museo Morelense de Arte Contemporáneo (300 mdp), que cuenta con ocasionales goteras e inundaciones en el estacionamiento, sumado al compromiso de campaña de Enrique Peña Nieto, el Centro Cultural Teopanzolco (210 mdp),[23] espacio que fue arrebatado a la administración municipal, y que ante la falta de una política cultural estatal de contenidos, y bajo la dirección de Nina Alejandra Serratos Zavala, Excoordinadora General del Fondo Estatal para la Promoción y Desarrollo de Eventos Vinculados con la Cultura y el Turismo, el espacio programa eventos-negocios “artísticos” del gobierno y algunas actividades de índole cultural. De acuerdo con información de algunos colaboradores que prefirieron permanecer en el anonimato por temor a represalias, comentan que “cuatro funcionarios” de alto nivel están implicados en actos de corrupción pues “piden un varo para que les autoricen”, comisiones para programar actividades o eventos en los que también participan como managers, artistas o promotores. “Eso –dice otro de los denunciantes- también ha ocurrido en espacios como el (Teatro) Ocampo y la (Sala Manuel M.) Ponce del (Centro Cultural Jardín) Borda”, otro inmueble que ha estado subsumido en el escándalo por los 57 millones de pesos que ha costado su rehabilitación en cuatro etapas sin que hasta ahora se haya considerado la barda perimetral.[24] “Son los jefes, ellos deciden quien va y quien no va y a cambio de qué. Pero ya se les va a caer el negocio ahora que se les acabe el hueso.” Pero esos no son los únicos casos de presunta corrupción, también el área de exposiciones arrastra el desprestigio de una serie de exposiciones, Darwin entre ellas, cuyos costos millonarios habrían implicado comisiones por encima del 60 y 80% sobre los costos reales de montaje con el apoyo de empresas que han facturado diversos servicios museográficos y curatoriales. Ya en otro artículo escribí sobre el desmantelamiento y el abandono de los museos dependientes de la Secretaría de Cultura de Morelos.[25] Lo que podemos observar aquí es que el conflicto de interés se manifiesta cuando los recursos públicos son utilizados en beneficio de particulares, especialmente de aquellos funcionarios que lucran con sus influencias o “derechos de picaporte”.
Queda pendientes para el análisis la conformación de todos los fideicomisos que se crearon para cada uno de estos espacios.[26] ¿Estrategias legales para encubrir sus actos de corrupción a la sombra del diseño institucional?¿Dónde estuvo la Secretaria Cristina Josefina Faesler Bremer mientras ocurrió todo esto? ¿Y las auditorías, las contralorías y las comisarías?
Pan y circo
No olvidemos que el inicio de la administración cultural graquista estuvo plagada de pifias y excesos, cuya programación reprodujo el esquema eventual de suntuosas intervenciones en plazas públicas que replicaban la oferta híbrida de espectáculo y cultura para las masas bajo la lógica del slogan “Cultura, un derecho de la gente”, propuesta cercanísima al modelo cultural y estilo de operadoras de espectáculos como OCESA.
Esa impronta generó una tendencia entre municipios, ferias y festivales que utilizando recursos propios y accediendo a cuantiosos recursos etiquetados en los presupuestos de egresos de la federación a través de la Comisión de Cultura y Cinematografía con el apoyo de varios diputados panistas, priístas y perredistas que a través de los ayuntamientos, ferias, festivales y asociaciones civiles articularon una red de corrupción para “sacar” sus respectivas comisiones o moches. La capital y algunas regiones como Jojutla Yautepec y Yecapixtla han programado magnos conciertos con carteleras en donde han participado artistas tan disímbolos como Lila Downs, Natalia Lafourcade, Espinoza Paz y Gloria Trevi entre otros. Todos querían traer a los artistas del momento, artistas y agrupaciones que cobraban en una jornada o en un concierto todo el dinero que los gobiernos municipales y estatal no fuero incapaces de asignar-otorgar-subsidiar-apoyar-financiar-fideicomisar-programar-concursar a las agrupaciones, a los colectivos y artistas o centros culturales de los 33 municipios.
Tampoco podemos olvidar menos importantes que el Centro Cultural Los Chocolates, colonia Carolina de Cuernavaca (37 mdp)[27] es otro proyecto que dada la naturaleza de sus recursos federales y su carácter de Centro de Desarrollo Comunitario debería ser administrado por el ayuntamiento; o la demora en la apertura del Museo de Arte Sacro, Catedral de Cuernavaca (33 mdp)[28] a consecuencia de las hostilidades entre el gobernador y el obispo. Aquí cabe preguntarse, frente al centralismo acaparador. ¿Frente a la pobreza de muchos municipios, por qué siempre se pensó en la figura del fideicomiso y no del subsidios?, ¿Por qué no se creó un fondo y un programa para subsidiar la Red de Centros de Desarrollo Cultural Comunitario? A pesar de los 16 millones de pesos que Graco entregó al Ayuntamiento de Yautepec para la rehabilitación del Centro histórico de Yautepec y la habilitación del Palacio Municipal en el Museo del Chinelo,[29] proyecto que dio la espalda a la sociedad civil organizada en el mismo municipio a través de Museo del Chinelo A.C., lo cierto es que no hubo una sola obra importante en materia de infraestructura cultural para los municipios. Por cierto, durante su campaña y al inicio de su gestión, el todavía gobernador se comprometió a recuperar el Teatro Aurora en Yautepec, cuna del Estado de Morelos, sede de la primera legislatura constitucional y constituyente, lugar donde tomara posesión el primer gobernador electo, Francisco Leyva, y en donde se instaló el primer tribunal de justicia.
Como hemos visto, Cuernavaca fue el reducto de todas las pasiones progresistas y desarrollistas de la administración estatal. Su desconocimiento y desprecio por estas tierras no solo es real, también es simbólico; ahí está embodegada la escultura de José María Morelos y Pavón, héroe que da nombre a nuestra entidad, sin que haya sido reparada a causa del desmembramiento que sufrió luego de haber sido vandalizada[30] en uno de los periodos de mayor delincuencia que Morelos haya vivido en su casi siglo y medio de existencia. El Estado como su figura emblemática en la llamada “Puerta Morelos”, asaltado, cayéndose a pedazos, humillado y ofendido.
Periferias marginales
El modelo de centralismo cultural del país y de Morelos, además de desdeñar muchos de los procesos culturales, ha depreciado el valor autónomo e identitario que constituye la conformación de comunidades y regiones al interior de esa república de las letras gobernada por caciques cercanos al Tlatoani. Hay algo más allá del Estado y del Municipio y es necesario que reconozcamos a la comunidad, al actor y al creador, sujetos todos de derechos culturales en tanto que protagonistas de sus propios procesos generadores de cultura. El cambio cultural será colectivo y participativo si no, no será.
Para romper con el ejercicio patrimonialista del poder y de la función pública en México, debemos establecer una nueva relación entre la ciudadanía y las autoridades que sitúe la función pública, el ámbito de competencias y atribuciones del Estado en el desarrollo cultural. Para suprimir la palaciega y equívoca cultura del elogio y lambisconería que a tantos ha rendido frutos este sexenio que concluye el 31 de septiembre, debemos partir de que ningún representante o funcionario nos hace un favor al cumplir con su trabajo. Es sencillo, los recursos públicos son los ingresos que el Estado asigna para financiar los gastos de aquellos servicios satisfacen las necesidades públicas. No puede ser posible que el sector se asuma como parte de la corte. Una relación laboral, un contrato de prestación de servicio, una beca, un reconocimiento o una distinción, no deben ser utilizadas como medios de coerción.
Después del sismo
Hasta hace unas semanas el gobierno estatal solo había intervenido 17 de 243 inmuebles, incluidos los 11 exconventos del siglo XVI con declaratoria de Patrimonio de la Humanidad, 55 iglesias del siglo XX, 37 bibliotecas, 32 ex-haciendas, 10 centros culturales, 10 casas de la cultura, 10 museos, 8 instalaciones municipales, 7 ex-estaciones de ferrocarril y 6 zonas arqueológicas afectadas por el sismo del 19-09-17.
La dilación de recursos es una situación preocupante ante el paso del tiempo, el inicio del temporal. Resulta sorprendente el ominoso silencio de las autoridades municipales y estatales. Ni Obras públicas ni la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Morelos han estado a la altura de las circunstancias. La falta de comunicación social de la Delegación Morelos del Instituto Nacional de Antropología e Historia también ha sido notoria. Ante el vitalismo y proactividad de las comunidades, el proceso de reconstrucción ha estado plagado de vicios, de saqueo y corrupción. Lo cierto es que el patrimonio cultural de Morelos está severamente afectado y en lo general pareciera que en abandono.
Cuando el destino nos alcance
En los pasillos, en mesas de café, y en algunas reuniones sociales, entre el rumor, la especulación y las medias verdades, son varios los nombres de personajes y legiones que aspiran a la titularidad o a conformar los cuadros de la Secretaría de Cultura que en otros tiempos ocuparon como directores generales del Instituto de Cultura de Morelos figuras como el filósofo Ricardo Guerra, la psicóloga y maestra en historia del arte Mercedes Iturbe, el especialista en administración pública y fotógrafo Adalberto Ríos Szalay, el arquitecto Alfonso Tousseint.
Los perfiles “candidateados” son pintos y colorados. Y aunque no hay nada para nadie, entre los mencionados están el director de teatro Hugo Juárez Ríos, cuya gestión como Director del Instituto de Cultura de Cuernavaca ha sido de una nebulosa grisura; la historiadora del arte María Elena González López que apostó por el candidato equivocado; el académico Miguel Ángel Izquierdo Medina, exsubsecretario de Educación Media y Superior de la administración de saliente; el cronista Jesús Zavaleta Castro, exsubsecretario de Patrimonio Cultural y Artístico y actual Director del Instituto Estatal de Documentación, quien por estos días atraviesa por el escándalo de formar parte de la lista de “pensiones doradas”;31 el músico Jesús Peredo Flores, quien se ha “autodescartado”; el artista Enrique Cattaneo y Crammer, director de la Facultad de Artes de la UAEM; la prestigiada historiadora Marcela Tostado Gutiérrez, directora del Museo y Centro de Documentación Histórico del ex Convento de Tepoztlán, y entre otros, a quien podríamos llamar el caballo negro, Manuel Zepeda Mata, quien ocupó la vacante que Alejandra Frausto Guerrero dejó como Secretaria de Cultura de Guerrero.
Quien ocupe la titularidad de la Secretaría de Cultura de Morelos tiene el reto de no convertirse en responsable de programar y administrar los recursos e infraestructura cultural de la dependencia que adorne con guirnaldas las cadenas de las vallas para custodiar las alfombras por donde pasen y posen el gobernador y su gabinete o una corte de lacayos como ha sucedido casi siempre. No es suficiente un amable, educado y personaje “cuidachambas” que forme parte de un lobby político, académico y cultural, ya no es suficiente el diálogo. Queremos compromisos y acciones.
Necesitamos a alguien capacitado, que asuma su función con decoro, que esté avalado por su trayectoria laboral como artista, investigador y/o promotor, que conozca a los actores y a las comunidades, que sepa de la basta riqueza cultural, de su intrincada complejidad, que la defienda con férrea inteligencia, conocim
iento y efectividad, que tenga capacidad de escucha y, en definitiva, que haya caminado Morelos para que vaya del escritorio al territorio.
No hay conclusiones, solo hay preguntas
¿Cuál fue el papel de la coordinación de planeación y evaluación de la Secretaría de Cultura? ¿dónde estuvo la asesoría jurídica, administrativa y contable de la secretaría? Es penoso ver el naufragio de un gobierno por los costos que ello significa para la sociedad que lo paga. Hay mucha gente dentro de la secretaría que hizo su trabajo desde la marginalidad.
La creación de la Secretaría de Cultura en 2012 trajo consigo la conformación de una dependencia que de los 8,408 empleados del gobierno del Estado, actualmente cuenta con 245 plazas ocupadas, de las cuales 72 son sindicalizados, 38 supernumerarios, 135 técnicos y de confianza, por supuesto si contar con una inmensa lista de prestadores de servicios profesionales o talleristas responsables de impartir talleres a través de diversos programas en municipios y en espacios como la recientemente creada Benning Academia de Música en la antigua Estación de Ferrocarril de Cuernavaca (26 mdp) en Patios de la Estación, el Centro Cultural Infantil La vecindad, la Escuela de Escritores Ricardo Garibay o el Centro Cultural El Amate en Parque Ecológico Chapultepec.32
Es la hora de valorar quién se debe ir y quién se debe quedar. Sería un error proceder como en 2012, cuando la actual administración acometió una invasión bárbara al destruir y tratar de borrar todo vestigio del Instituto de Cultura de Morelos y el legado institucional, al desmantelar y asediar a personal que había sido capacitado durante más de dos décadas. Hubo un desprecio hacia los morelenses. Y entonces hubo una legión de gente que no solo no era morelense sino que no conocía el Estado y menos sabía de administración cultural. Así vino el gobierno desdeñoso. Sin embargo, a contrapelo de lo ocurrido, sería un acto de mezquindad despedir injustificadamente a gente que haya demostrado eficiencia y lealtad institucionales. El mito fundacional de cada trienio o sexenio también es una idea equivocada y costosa. Todo está en permanente construcción. ¿Quiénes sobrevivirán a la envidia, a la tabla rasa y a la venganza de la coyuntura?
De nuevo hay más preguntas: ¿por qué el sector cultural estuvo “ausente” y “desarticulado” ante todas estas anomalías?, ¿dónde estuvieron esas voces críticas que hoy se apersonan con para ocupar una vacante que tan solo por su cobardía y silencio cómplice no merecen?, ¿cuál fue la distribución de los recursos, la oferta cultural, el desarrollo de infraestructura y los programas culturales en comunidades y municipios y con base en que criterios, indicadores de violencias, índice de desarrollo humano, pobreza o marginación?, ¿cuánto presupuesto ejerció el gobierno del Estado para la cultura?, ¿cuál será el balance de la administración sobre su gestión en el ámbito de la administración cultural?, ¿quiénes evaluarán el ejercicio desempeñado?, ¿cuál será el papel del sector cultural en el proceso de nombramiento del nuevo titular y en la definición de sus políticas públicas, específicamente sobre el tema de la descentralización?
En este momento, el único movimiento cultural colectivo y organizado es Cultura 33, que está convocando a una asamblea estatal que se llevará a cabo en Yautepec a las 10 de la mañana el domingo 5 de agosto ¿Cuáles serán los resultados de reunir al centro y a la periferia, a gestores, artistas, promotores y servidores públicos?, ¿habrá reforma cultural en Morelos?, ¿la nueva administración retomará el proceso ciudadano que quedó inconcluso para que los morelenses tengamos una ley general de cultura?
Las prioridades para el Estado siempre fueron otras, la comunidad vista como una masa y las personas como usuarios, como consumidores. No lo olvidemos, los recursos son públicos. Nada fue gratuito, lo pagamos todo, mejor dicho, lo seguiremos pagando. El aprendizaje está en la autocrítica.
¿Quién, cómo y con qué credenciales de legitimidad ocupará las oficinas del número 239 en la calle Hidalgo durante el próximo sexenio?
Referencias
[1] Ver documento Proyecto Integral Morelos. Presentación ejecutiva realizada por la Subdirección de Desarrollo de Proyectos de la Dirección de Proyectos de Inversión Financiada. Comisión Federal de Electricidad, 33 pp. publicado en versión electrónica por la Subdirección de Generación en el Sistema Integral de Gestión.
[2] Ver: https://www.huffingtonpost.com.mx/2018/02/24/huexca-una-comunidad-arrollada-por-la-electricidad_a_23369863/
[3] Ver: https://www.proceso.com.mx/323303/primera-represion-de-graco-ramirez-repliegan-a-los-habitantes-de-huexca
[4] Ver: https://www.launion.com.mx/morelos/cuautla/noticias/104620-destruyen-ejidatarios-compuertas-que-desviaban-agua-a-la-termoelectrica-de-huexca.html
[5] Ver: https://morelos.quadratin.com.mx/Ricardo-Santos-Robledo-Chavez-nuevo-director-general-de-Gobierno/
[6] Ver: https://www.launion.com.mx/morelos/avances/noticias/112624-anuncia-ricardo-robledo-su-renuncia-como-subsecretario-de-gobierno.html
[7] Ver: https://www.sdpnoticias.com/local/morelos/2017/11/15/prd-se-ha-convertido-en-una-monarquia-lucia-meza-presenta-renuncia
[8] Ver: https://ecoosfera.com/2016/04/el-gasoducto-que-amenaza-a-la-comunidad-de-amilcingo-morelos/
[9] Ver oficio SGPA/DGIRA/DG/3865, con fecha del 5 de junio de 2013.
[10] Ver: http://www.enelvolcan.com/jun2013/263-tlaxomolco-yohualinchan-sitios-en-peligro-de-destruccion-por-ampliacion-de-la-autopista-la-pera-oacalco
[11] Ver: https://www.launion.com.mx/morelos/zona-sur/noticias/74041-confirman-hallazgo-de-vestigios-arqueol%C3%B3gicos-en-tlaltizap%C3%A1n.html; y video: Destruyen zona arqueológica de Tlatizapan: https://www.youtube.com/watch?v=P7nEZCNQ9tw
[12] Versión electrónica https://www.portaloaca.com/pensamiento-libertario/textos-sobre-anarquismo/3349-las-redes-del-poder-michel-foucault.html
[13] Ver: https://www.pressreader.com/mexico/el-financiero/20180710/282965335861700
[14] Ver: http://transparenciaenobra.morelos.gob.mx/regiones.html?tipo=5
[15] Ver: http://transparenciaenobra.morelos.gob.mx/emblematicas.html
[16] Ver: http://transparenciaenobra.morelos.gob.mx/municipios.html
[17] Ver: http://transparenciaenobra.morelos.gob.mx/municipios.html
[18] De acuerdo con su ficha técnica, El Coruco Díaz tiene la capacidad de 24 mil 338 asistentes.
[19] Ver http://www.elfinanciero.com.mx/nacional/graco-desvio-mas-de-857-mdp-para-el-nuevo-estadio-coruco-diaz
[20] Ver Decreto Número Dos Mil Doscientos. Periódico Oficial Tierra y Libertad, Cuernavaca, 16 de julio de 2017. 6ª época 5513. Pp 20-28.
[21] https://sipse.com/deportes/polemica-costo-construccion-estadio-rayados-monterrey-193433.html
[22] Ver https://www.proceso.com.mx/427193/acusan-a-graco-ramirez-de-adjudicar-obra-a-consuegro-el-gobierno-lo-niega
[23] Ver: http://transparenciaenobra.morelos.gob.mx/emblematicas.html
[24] Ver: http://conurbados.com/peligro-mortal-el-muro-colapsado-del-jardin-borda/
[25] Ver: https://mochicuani.com/2018/05/museos-morelenses-entre-el-abandono-y-la-destruccion/
[26] Ver: Decreto Número Mil Trescientos Setenta y Seis publicado en el Periódico Oficial “Tierra y Libertad”, número 5478, de 01 de marzo de 2017 por el que se crea la paraestatal Auditorio Teopanzolco y Decreto número 5480, publicado el 09 de marzo de 2017 en el Periódico Oficial “Tierra y Libertad”, por el que se determinó la naturaleza jurídica como fideicomiso público y demás particularidades para su operación, de la entidad paraestatal denominada “Museo Morelense de Arte Contemporáneo” o “Casa de Cultura Juan Soriano” o “Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano” o “MMAC
[27] Ver: http://transparenciaenobra.morelos.gob.mx/emblematicas.html
[28] Ver: http://transparenciaenobra.morelos.gob.mx/emblematicas.html
[29] Ver: https://www.diariodemorelos.com/noticias/tendr%C3%A1-yautepec-museo-del-chinelo
[30] Ver: http://danielalcaraz.mx/ultimas-noticias/aparece-despedazado-emblematico-monumento-en-inmueble-vendido-por-el-gobierno/
31 Sobre el proyecto de decreto por pensión jubilatoria y su aprobación ver minuto 4:17:00/ 5:1700 de la Sesión ordinaria del Congreso del Estado de Morelos LIII Legislatura el 14 de julio de 2018: https://www.youtube.com/watch?v=-7oZfKW75pc&feature=youtu.be
32 Ver: Anexo 36 Plazas de la Administración Pública Estatal Secretaría o Dependencia del Paquete Económico 2018 del Gobierno del Estado de Morelos. P. 184.