Mireles, el hombre que tuvo la suerte de estar en su propio velorio
Por Máximo Cerdio
Cuautla, Morelos; 28 de junio de 2018. “En el mes de agosto fui asesinado, según lo difundió gente del gobierno, en las puertas de mi casa. Unos señores llegaron en una camioneta verde, hasta muestran el número de placas, y hasta muestran unas fotos mías donde llevo unos balazos en cuerpo y me llevan directamente a algún hospital. Simultáneamente pasan imágenes de un grupo de señoras acomodando flores en una tumba donde supuestamente estoy yo, y estas mujeres están llorando. Tuve la suerte de estar en mi propio velorio y tomar café toda la noche, pero fue porque estuve contestando llamadas de familiares y amigos que se querían cerciorar de que realmente mi muerte había sido una vil mentira. Inventaron eso como una cortina de humo mientras en Michoacán asesinaban a estudiantes de la escuela Normal de Tiripetío, eso sí fue real”.
Esto lo relata José Manuel Mireles Valaverde, exlíder de los Grupos de Autodefensa Comunitaria que lucharon en contra el cártel de los Caballeros Templarios en el estado de Michoacán, debajo del techo de una casa y frente a una camioneta negra de la cual bajó custodiado por cuatro o cinco hombres. También lo acompañaba una muchacha muy joven y tres hombres más.
Eran poco menos de las tres de la tarde. La gente que pasaba por ahí se paraba a ver al grupo: todos eran muy parecidos entre sí; y también eran altos, pero el doctor Mireles sobresalía.
A un lado, cerca de las camionetas y las personas de sombrero negro una banda de viento se armaba como si fuera un transformer.
Se suponía que iban a ir montados en caballos hacia el mausoleo del general Emiliano Zapata Salazar, localizado en el la Plaza Revolución del Sur, a dos cuadras de allí, donde se estacionaron, pero por boca del propio Mireles, decidieron caminar porque su columna vertebral fue objeto de varias operaciones, así con su cráneo, su rostro y su cadera:
“No aguanto el caballo. Estoy muy lesionado de la columna y de la cadera; esta parte del lado derecho de mi cráneo, cerca de mi ojo, aquí, tengo un pedazo de hueso de mi cadera izquierda”, afirmó.
Horas antes el doctor Mireles presentó en la Ex Hacienda de Coahuixtla, su libro «Todos somos autodefensas. El despertar de un pueblo», una biografía de un pueblo, desde su fundación y las épocas que ha sobrevivido.
“Como descendientes de los fundadores del pueblo de Tepalcatepec, Michoacán, nos toca sacar la casta; decidimos limpiar de criminales el pueblo y después todo el estado, pero eso molestó al gobierno estatal, municipal y federal y en vez de desarticular a las bandas de delincuentes nos metió a la cárcel a nosotros, los luchadores sociales”, afirmó.
A Mireles se le preguntó si se imaginaba el infierno por el que pasó durante el tiempo que estuvo detenido, que fue desde el 27 de junio de 2014, Mireles fue detenido con otras 45 personas en Lázaro Cárdenas, Michoacán, hasta que fue liberado el 11 de mayo de 2017 tras pagar una fianza y con la condición de no salir del estado de Michoacán ni del país.
“El infierno ya lo habíamos vivido todos los habitantes de Tierra caliente con los asesinatos, las extorsiones, los secuestros que hubo antes de nuestro levantamiento. El otro infierno, el que me provocó a el gobierno federal al meterme a la cárcel injustamente sin haber cometido ningún delito más que haber definido mi vida, la de mi familia, la de mi pueblo, es otra clase de infierno”.
Poco después de las tres de la tarde el contingente salió el contingente por la calle Revolución del Sur, rumbo al mausoleo. Reventó en los aires “Juan Colorado”. Adelante iban cuatro caballos con sus jinetes y tras éstos el doctor, sus escoltas y demás acompañantes.
A pocos metros, en la Plaza Revolución del Sur donde se localizan los restos mortales y la estatua dorada del general Emiliano Zapata Salazar los esperaba Jorge Zapata.
Allí, Mireles, fundador de las autodefensas en Michoacán, convocó a los ciudadanos a organizarse desde los comités vecinales para defender sus derechos.
Luego de saludar militarmente a los restos del general Emiliano Zapata Salazar en el mausoleo y depositar un arreglo floral a los pies de la estatua del caudillo del sur, el doctor Mireles dijo que en ese momento estaba cumpliendo un sueño, el de visitar los restos del general y a su gente:
«En Michoacán me han llamado el ‘Zapata’, pero yo no le llego ni a las botas al general Emiliano. En lo que sí nos parecemos es en que a él como a mí nos traicionaron». Como luchador social, parte de mis ideales están basados en los ideales de Emiliano Zapata, aparte de que uno de mis ancestros, mi abuelo, que estuvo en las tropas del general me los inculcó”, dijo.
José Manuel Mireles Valaverde se tomó fotos con la gente que se lo pedía, saludaba y escuchaba a los hombres, mujeres, jóvenes y niños que se le acercaban.
Poco después de las tres y media él y sus acompañantes abordaron una camioneta blanca y se marcharon.