Entrega gobierno casas malhechas en Valle de Vázquez

Casa construidas por el gobierno y fundación

Por Yesenia Daniel y Máximo Cerdio

Tlaquiltenango. Fundación Azteca y el gobierno del estado entregaron a los pobladores de Valle de Vázquez afectados por el sismo casas mal hechas e inacabadas; así lo dieron a conocer varios beneficiarios en un recorrido por esa ranchería.

Los afectados se quejaron de que se entregaron así las viviendas porque el gobernador del estado Graco Ramírez tenía prisa por inaugurarlas.

La ranchería

Valle de Vázquez está localizada a 40 minutos de Tlaquiltenango, no tiene más de “mil quinientos habitantes”, según el dicho de los propios pobladores.

Antes de entrar al pueblo hay campos de cultivo con algunas vacas y caballos huesudos, de ojos hundidos, comiendo hierba seca.

El día que recorrimos ese lugar ninguna lluvia había llegado a refrescar los campos y enverdecer la copa de los árboles y los cerros.

En la entrada de esta comunidad, algunos hombres con sombrero platicaban a la sombra de los árboles, estaban sentados en las bancas del parque seriamente dañado por el sismo del 19 de septiembre de 2017.

A un lado de esta construcción un bellísimo árbol de Lluvia de oro (Laburnum anagyroides) presumía sus hojas amarillas y verdes.

Las calles de Valle

Acompañados por algunos pobladores hicimos un recorrido por las calles angostas y polvosas. Dentro de los patios (algunos sin muro) observamos caballos y burros bajo los árboles de mezquite, masticando hierba y mirándonos como lo hacen los niños cuando ven a los fuereños. Nos seguían perros pequeños, con la lengua de fuera, que caminaban rápido para evitar el extremo calo de las piedras en las patas.

Nuestros guías nos pidieron que no diéramos sus nombres por temor a represalias de algunas autoridades o algunos pobladores: el pueblo está dividido después de que llegaron los recursos para la reconstrucción de las casas que tuvieron daño total o parcial.

Interior de casa en Valle de Vázquez

Algunos pobladores recibieron más material que otros, ese fue uno de los puntos de confrontación. Por un lado, se supone que Fundación Azteca se iba a encargar de la reconstrucción de 72 casas, el gobierno estatal no iba a intervenir porque no dio recursos, pero hace algunas semanas llegaron funcionarios del gobierno a supervisar y dijeron que sí habían aportado.

Además, la semana pasada los funcionarios se acercaron a los beneficiarios y les pidieron que firmaran unos documentos en donde constaba que ya habían entregado las casitas edificadas, porque éstas se deberían entregar y llegaría el gobernador del estado, Graco Ramírez el miércoles 25 de abril, a hacer la entrega oficial.

Mucha gente se molestó por el hecho de que iba a llegar Graco a entregar las casitas, porque se supone que el gobierno no había aportado nada para la reconstrucción y no era justo que él se llegara a colgar milagros, pero se enojaron todavía más cuando les pidieron cooperación de 600 pesos por persona para hacerle la gran comida al gobernador.

“No tenemos dinero, desde que ocurrió el sismo hemos han estado trabajando de peones o en el campo o en otros lados, tratando de sacar para comer, aunque hay gente que sí tiene algo de dinero, pero la mayoría no, apenas vamos resolviendo nuestras necesidades, por eso la cooperación de esa cantidad se nos hizo cara y nos molestamos. Al final tuvimos que dar el dinero porque el ayudante municipal y el presidente del comisariado ejidal nos dijeron que no nos entregarían ningún papel que necesitáramos si no cooperábamos”.

Cuarteadura en piso

Otro beneficiado dijo que hubo mucha alegata por la cooperación. Les argumentaron que las casas que les construyeron eran gratis y que se dieran por bien servidos porque había gente a la que no le habían dado ni un peso. Desde luego que la gente de este poblado sabe que el recurso que se destinó a la reconstrucción se obtuvo de los impuestos que pagan los ciudadanos.

Una mujer no invitó a pasar a la casa que le construyeron. Había varios albañiles poniendo mosaicos en el piso:

“Las casitas no llevan mosaico, están poniendo ese mosaico porque el piso había quedado disparejo, luego se cuarteó y tuvieron que levantar y rehacer todo, ahora en compensación están poniendo ese mosaico. Todo lo dejaron chueco, como no hay albañiles que quieran venir a trabajar hasta acá contrataron a personas que no saben nada de esto y a la primera semana los tuvieron que despedir porque todo lo hacían mal”, se quejó.

Otro afectado dijo que iba a usar la casa que construyeron como almacén, porque para vivir no se puede.

“Uno no es albañil para estar vigilando cómo hacen las cosas, pero sí tiene uno idea de la construcción y lo que hicieron en las casas está mal”, afirmó.

Cerca de allí otro beneficiado nos permitió pasar a ver la casa que habían construido: presentaba las mismas fallas que las anteriores.

Desperfecto en casa

El hombre estaba acompañado por su esposa y dos de sus hijas con una niña que pequeña, tenían muchas cosas en lo que había sido su casa y que ahora estaba sin puertas ni ventanas y con fisuras enormes.

Nos relató que él se había ido a trabajar a Estados Unidos y había logrado hacer un dinero para comprar su casa, que era lo único que tenía y que el temblor se la cuarteó y la volvió inhabitable. Relató que no estaba conforme con lo que le habían construido, pero no tenía de otra ya que su casa sí se podía reparar, pero no contaba con recursos.

Ni loca voy a vivir en esa casita

Una mujer afectada por el sismo dijo que ni loca se iba a meter a vivir en la casa que le construyó el gobierno del estado:

“Nuestras construcciones aquí en Valle de Vázquez son distintas a las que ellos quisieron construir, están muy chicas, además en algunas casas como la mía en el colado para el techo sólo metieron catorce o quince bultos de cemento y en otras casas hasta veinticuatro”.

La mujer nos llevó al terreno donde había existido su casa. Debajo de un árbol había trastes para cocina y un comedor. También se podía observar material para construcción amontonado. Su esposo estaba a un lago, sentado.

Al fondo estaba la edificación que pagó el gobierno y nos dirigimos hacia allá. Nos mostró varios desperfectos en los acabados: los registros para la energía eléctrica estaban chuecos y mal puestos, había tubos mal cortados y los pisos firmes estaban cuarteados, no le entregaron las llaves del baño y permanecía cerrado.

“Al techo no le dieron la inclinación correcta para que el agua de la lluvia no se estanque en la azotea. Le dije a mi marido que echar agua para que viera cómo se empoza y se filtra. Se subió y eso pasó, se encharcó y se filtró el agua. No me quiero imaginar lo que va a ocurrir con estos techos en tiempo de lluvia. Yo no voy a vivir acá adentro de esta casa”.

Atrás de su casita había una casa de campaña blanca, de las que donó Fundación Telmex, la cual servía como casa habitación para esta.

“Prefiero seguir durmiendo en esa casa, es más segura y está más fresca”, señaló la mujer.

Ella misma nos llevó al centro de salud de la ranchería, localizado cerca del parque: estaba cerrado y nos dijo que desde el día del sismo (19 de septiembre), es decir, desde hacía siete meses, no había servicio médico en esa comunidad: “no sé qué vamos a hacer ante cualquier emergencia”, afirmó.

Casa y terreno en Valle de Vázquez

Graco pide y el Congreso autoriza dos mil millones de pesos para viviendas

En octubre del año pasado, el gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu y los alcaldes del estado acordaron crear el Organismo para la Reconstrucción “Unidos por Morelos” con una bolsa inicial de 300 millones de pesos, para atender las viviendas dañadas por el sismo del 19 de septiembre que no sean apoyadas en el Fondo de Desastres Naturales; y en ese mismo mes y año el Congreso del Estado aprobó al gobernador un crédito por dos mil millones de pesos, el secretario de Hacienda, Jorge Michel Luna, informó que ese dinero se destinará para la reconstrucción de viviendas destruidas o dañadas por el sismo.

Hombres bebiendo cerveza en Valle de Vázquez

Las caguamas sudadas

Salimos de la comunidad como a eso de las 14:30 horas, de prisa. A lo lejos vimos a unos hombres sentados debajo de la sombra de una tienda, humedeciéndose el cogote con unas caguamas sudadas.