Cuando se pierde la tranquilidad por un espacio público

 

Yesenia Daniel

Zacatepec. Cuando se cierran las puertas de la unidad deportiva de Galeana en el municipio de Zacatepec, no hay paz ni tranquilidad. Para la familia Monroy, que vive a un lado, en la colonia Arboleda, lo que en principio significó un lugar de esparcimiento familiar, hoy se ha convertido en un estrés constante por el ruido, las luces que nunca se apagan y los pleitos de borrachos.

La unidad deportiva de la comunidad de Galeana, se inauguró el 26 de abril de 2017, se invirtieron 10 millones de pesos para la construcción del cercado perimetral, estacionamiento, cajones, señalizaciones, baños, una cancha de fútbol con tribunas techadas, una cancha de voleibol de playa, techumbre en la cancha de usos múltiples; se instalaron bancas y alumbrado, área de aparatos de ejercicios y área de juegos infantiles. Todo quedó muy bonito. El responsable de la obra fue el municipio.

 

 

 

Esta unidad deportiva se hizo sin tener la conciencia que se iban a dañar los derechos de las personas, nunca pensaron en los efectos que iban a generar en la comunidad esas luminarias, ese escándalo que hacen, todo eso jamás nos tomaron en cuenta a los colonos…

Víctor Monroy Vergara, vecino la colonia Arboleda vive a un costado de la nueva unidad deportiva, coincide con el presidente municipal Francisco Salinas Sánchez -que ese día de la inauguración resaltó en su discurso-, que este lugar antes era “un espacio árido, un llano”. Pero Víctor Monroy dice que prefiere el llano en donde prevalecía la inseguridad y el temor a ser asaltado, a lo que está viviendo hoy y que no los deja estar en paz.

“Tengo 25 años viviendo en este lugar, en paz, con tranquilidad, que no habíamos tenido ningún problema. Antes de que se hiciera la unidad deportiva, ese lugar era un llano muy oscuro, había mucha inseguridad pero no había violación de derechos humanos, conforme ha crecido la unidad se han venido suscitando violaciones a nuestros derechos; esta unidad deportiva se hizo sin tener la conciencia que se iban a dañar los derechos de las personas, nunca pensaron en los efectos que iban a generar en la comunidad esas luminarias, ese escándalo que hacen, todo eso jamás nos tomaron en cuenta a los colonos; ya lo hicieron y ahora tenemos que pagar los platos quebrados puesto que nuestra libertad ha sido restringida hasta como las diez, once de la noche, y a veces no hay ni paz ni tranquilidad porque a cualquier hora de la noche llegan a hacer escándalo, es imposible vivir así”, lamentó el vecino.

Ante un problema de esta índole y luego de buscar primero alguna solución con el municipio, decidió presentar una queja en la visitaduría de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos (CDHEM), para exigir a las autoridades competentes le respeten su derecho a una vida tranquila, y se restituya la paz y el orden.

A la cita que solicitó la visitaduría sólo acudió el director de Asuntos Internos de Seguridad Pública del municipio, Luis Ramírez Jurado; sin embargo las autoridades que debieron haber acudido eran el alcalde Francisco Salinas, y los directores de Seguridad Pública así como el de Licencias y Reglamentos.

De acuerdo al Bando de Policía y Buen Gobierno, los lugares públicos como áreas deportivas deben cerrar sus puertas a las 21 o 22 horas a más tardar, pero en este lugar pareciera que a las 10 de la noche se cierra un turno para entrar en otro porque empieza el ruido impertinente, las risotadas y luego los pleitos de borrachos.

“Desafortunadamente llegan ahí personas que son deportistas pero los verdaderos deportistas llegan a hacer su rutina y se van tranquilos, los que vienen a hacer escándalo, vandalismo, porque no es otra cosa y con permiso de la autoridad, llegan a las diez de la noche, a las dos de la mañana, hacen el escándalo que quieran, llámanos a las autoridades y no nos hacen caso, llega la patrulla se va y no les dice nada, ellos tienen derecho a venir a interrumpir nuestra paz, nos han robado nuestra paz y nuestra tranquilidad. Ellos argumentan que traen permiso de un tal Roberto y si traen permiso pueden hacer lo que quieran, es muy frecuente y cada vez se hace más frecuente, utilizan el espacio de la unidad deportiva para ingerir bebidas alcohólicas y tal parece que vivimos dentro de un bar”, comentó el señor Víctor.

Pareciera que desde que se la familia se ha quejado, los escándalos han incrementado en ruido y frecuencia, indica don Víctor.

Derivado de esta cita de conciliación en la visitaduría de la CDHEM, sólo se acordó que el próximo 4 de marzo la dirección de Seguridad Pública hará una inspección en el lugar.